Por Julio César Hernández

La espectacularidad de la ceremonia de toma de posesión de Javier Guízar Macías, el sábado pasado, como nuevo dirigente estatal del PRI, fue interpretado por una parte de la clase política priísta como el arranque de su campaña por la candidatura a la gubernatura para el 2012.

Y es que no pocos priístas aseguraron haber interpretado muy bien aquella parte del mensaje de Guízar Macías, cuando señaló que el partido requiere un presidente de tiempo completo, de 24 horas los 365 días del año, y que por eso no aspiraría a ningún cargo público.

Pero la parte que les llamó la atención de este punto de su mensaje fue cuando refirió que no utilizaría como trampolín al partido para las elecciones del 2012.

Dicen que al buen entendedor, pocas palabras. Y los priístas entendieron muy bien esas pocas palabras de su nuevo dirigente: en 2009 no aspirará a ser candidato a nada, pero en el 2012 buscará ser candidato a la gubernatura.

O al menos nunca dijo que no.

Y por supuesto que no utilizará como “trampolín” al partido, pues para esas fechas él ya no será el dirigente, ya que su función concluirá el día último del 2011 y tendrá los meses siguientes del nuevo año para fortalecer su precandidatura y pelear por la candidatura sin mayores problemas.
O sea que para principios del 2012, cuando entregue la dirigencia del PRI, comenzará a cosechar todo lo sembrado a lo largo de cuatro años. Pero por supuesto que primero tendrá que entregar buenas cuentas en las elecciones internedias del próximo año. Y si lo logra y continúa su buen trabajo el resto de su gestión, la búsqueda de la candidatura al gobierno estatal le será más fácil.

Y por supuesto que estará en todo su derecho de hacerlo.

En este terreno, desde ahora se vislumbra como su principal contendiente por esta candidatura al hoy senador Ramiro Hernández García, de quien consideran se quedó un poco a la zaga en esta carrera al no haberse pronunciado a favor de un precandidato en particular sino operar el encargo que le dio Paredes Rangel.

Al menos estas son las primeras conclusiones a la que llegó un sector de la clase política del PRI, tras la asunción de Guízar a la dirigencia estatal.

Javier Guízar ha enviado a propios y extraños un mensaje que ha sido bien acogido por todos ellos. Pero su primera gran prueba será la integración de su equipo de colaboradores, donde la lucha por la Secretaría de Organización se ha convertido en crucial.

Se da como un hecho que el responsable de la secretaría de Elecciones será el ex alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso, en tanto que las apuestas se inclinan a favor del diputado Salvador Barajas del Toro para quedarse finalmente en Organización, aunque la “puja” está fuerte a favor de que repita en el cargo Hugo Contreras, por un lado, y, por el otro, que arribe Manuel Carrillo Rubio.

Es posible que el viernes 18 Guízar revelará el nombre de sus colaboradores, para presentarlos un día después, el sábado 19, en la primera sesión del Consejo Político Estatal que encabece.

Así, pues, esperemos qué mensajes envía en los próximos días.