En su libro “Yo no vengo a decir un discurso” -recopilación de algunos de los mejores que pronunció entre 1944 y 2007-, en el que dirigió a los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en su LII Asamblea en Los Ángeles, California, como presidente de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, Gabriel García Márquez -quien hoy cumpliría 93 años de edad-, cerró con lo siguiente:

“El periodismo es una pasión insanciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir solo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a emprezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente”.

El periodismo en México, en general, y Jalisco, en particular, vive quizás uno de sus momentos más críticos frente al poder que pretende desplazarlo como factor de equilibrio, como los ojos y oídos de la sociedad, y que busca refugiarse en las redes sociales como único medio de comunicación con sus gobernados, con todas las ventajas pero muchas desventajas que traen como consecuencia, pues es tierra fértil para la propagación de noticias falsas que muchos creen verdaderas y donde se puede armar todo un ejército bien aceitado de “bots” o “trollers” que impunemente agreden a todo aquel que osa criticar al gobernante, y que se sostienen con recursos públicos.

Lo que ha sucedido en estos dos últimos días en las ruedas de prensa mañaneras de Andrés Manuel López Obrador con reporteros y pseudoreporteros o pseudoperiodistas refleja el ambiente enrarecido que desde el gobierno federal se ha generado o se pretende generar al interior del gremio periodístico.

Inventar “periodistas” o convertir a pseudoreporteros en “francotiradores” en contra de sus propios supuestos colegas, es lo que ha generado la Cuarta Transformación; descalificar a medios de comunicación o periodistas críticos, incómodos para el poder, es ya característica de la 4T; poner en riesgo la integridad y vida de los reporteros y periodistas, acusándolos de ser aliados, responder a los intereses o estar al servicio de los adversarios políticos del gobernante, es la peligrosa “mecha” que puede encenderse en cualquier momento, por cualquier motivo y por cualquier desquiciado que cree que así pone a salvo un proyecto de gobierno.

El grado de preocupación y riesgo para un periodista en México lo vimos ayer cuando ante el presidente de la República se denuncia el deseo de un supuesto periodista para que una bala atraviese el cuerpo de otra periodista, y la único respuesta que se escucha del Primer Mandatario es que no haga escándalo, que arreglen sus diferencias afuera y que luego se den un abrazo.

En Jalisco, dicen popularmente, “no cantan mal las rancheras” y los periodistas y medios de comunicación no sólo son culpados de todos los males habidos y por haber sino que además de ser menospreciados y presionados, se les califica de “chantajistas” sin mayor prueba que el dicho del gobernante. Y se busca poner a la sociedad en su contra.

Lo dijo García Máquez en su discurso ante la SIP: “Nadie que no haya nacido para eso (ser periodista) y esté dispuesto a vivir solo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre”.

Los periodistas somos y seguiremos siendo periodistas por el resto de nuestra vida o hasta en tanto la salud nos lo permita; los gobernantes lo son sólo por períodos de tres o seis años, y la credibilidad de la sociedad siempre será mayor hacia los primeros que hacia los segundos.

Desde el poder se busca “matar al mensajero” creyendo que así la realidad que difunde, de la que informa, no existe, pero craso error.

Por eso, en el aniversario de nacimiento de Gabriel García Márquez es el mejor momento para reiterar que el periodismo… “es el mejor oficio del mundo”.