El lunes pasado cuando se conoció que el PRI obtuvo únicamente cinco de las nueve gubernaturas que su dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones, había pronosticado que ganarían, el ex panista y hoy orgulloso alfarista Diego Monraz Villaseñor, titular de los Servicios Municipales en Guadalajara, subió a su cuenta de Twitter la imagen (foto superior) de unas barbas remojándose y, palabras más palabras menos, acompañada del texto: “El que entendio, entendió…”.
No puedo precisar qué decía con exactitud el texto porque curiosa y extrañamente eliminó dicho tuit y sólo mantiene otro que subió elñ mismo día y que dice: “En 3 patadas: 1-Percibo muy callados a los del PRI 2- no eran malas las alianzas verdad? 3- Vayan poniendo barbas a remojar”.
Creo que el ex secretario de Vialidad con Emilio González no debió de haber eliminado el primer tuit, porque así como era entendible quién era su principal destinatario -el gobierno estatal del PRI, quiero creer-, también servía mucho para que tomaran nota en el alfarismo y el partido Movimiento Ciudadano, que hoy como gobierno no la están pasando del todo bien.
Indirectamente, y por supuesto sin que esa fuera la intención de Monraz Villaseñor, la advertencia o llamada de atención que hacía en ese tuit deben registrarlo sus ahora correligionarios, “ponerse las pilas” y no “dormirse en sus laureles”, porque deben captar, entender e interpretar correctamente que a partir del domingo anterior el escenario político también se le modificó a Enrique Alfaro Ramírez y demás equipo.
Y es que, de entrada, seguramente Alfaro deberá analizar con mayor detenimiento el amago que hizo semanas atrás de presentarse en 2018 como candidato “independiente” a la gubernatura, ante el fracaso que esta figura sufrió en las 14 entidades donde hubo elecciones y que provocó que todos los promotores de la misma guardaran silencio al respecto.
Además, Movimiento Ciudadano deberá reconocer que el 2018 no será una elección sólo entre él y el PRI -hoy gobierno-, sino que estará presente un reanimado Acción Nacional que, si mucho me apuran, podría ir en alianza con el PRD para buscar regresar a Casa Jalisco o, cuando menos, ser más competitivo a nivel estatal, incrementar el número de alcaldías y distritos, locales y federales, a su favor, y entonces el escenario le resulta más complicado o no tan fácil como se lo creían.
Asimismo, Alfaro enfrentará el dilema de a quién de su pequeño grupo compacto designará para las candidaturas al Senado y a las alcaldías de la zona metrpolitana en general, pero Guadalajara y Zapopan en lo particular, pues en realidad no tiene mucho de dónde escoger como para garantizar repetir el triunfo. Además, habrá no pocos que ambicionen el camino fácil de las plurinominales, espacios que sin duda estarán muy disputados.
Aunado a esto, habrá que estar atentos a que los designados queden conformes y no se despierte en ellos la ambición por espacios que no les dieron o queden inconformes por los que les asignaron. Vamos, que no se abra rendija alguna a la envidia y a la división, tan normal en la naturaleza humana y política, concretamente. Veamos simplemente hoy cómo en Guadalajara ya se mandan signos de disputa por ser el próximo candidato a suceder a Alfaro.
También habrá que ver en qué condiciones estará el partido Movimiento Ciudadano a nivel nacional -que hoy no “pintó” en ninguna de las 14 entidades donde hubo elecciones- y qué rumbo le dará su dirigente nacional Dante Delgado, quien prácticamente ha desaparecido del escenario público desde que se les evidenció su responsabilidad de que el padrón electoral se difundiera a través de la plataforma de Amazon.
Pero tampoco hay que descartar que se despierten en Alfaro las ambiciones de no querer hacer “base” en Casa Jalisco y busque alcanzar los reflectores nacionales lanzándose como aspirante a la presidencia de la República, aunque para ello tenga que apropiarse de MC nacional y “jubilar” a Dante Delgado haciéndolo senador plurinominal o algo por el estilo.
Diego Monraz, al “subir” esa imagen de las barbas remojando, quizás recordó experiencias propias del pasado de que el poder desgasta y le llegó a la mente los casos en los que el gobierno tapatío ha sido cuestionado como los dos más recientes: el de su vocero destinando recursos millonarios a las empresas de las que era socio o en las que trabajó y el presunto desvío de recursos de la Dirección de Educación para promover la imagen del alcalde en municipios del resto del estado, como lo han denunciado los priistas.
Total, que muchas razones tiene Diego Monraz para extender su recomendación de que pusieran “sus barbas a remojar”, al alfarismo y al partido Movimiento Ciudadano, sin descartar que, como hasta el momento, puedan sortear todo esto aquí descrito tersamente y sin mayores problemas, demostrando que una de las mejores lecciones aprendidas en su paso por el priismo fue la férrea disciplina de no rebelársele al Jefe.