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Julio César Hernández
La declaración que el jueves pasado -se publicó el viernes- hizo el gobernador Emilio González Márquez a un diario local sobre su rompimiento -en la imaginaria- con su partido Acción Nacional por corrupto, tiene muchas lecturas que aquí hemos ido desahogando poco a poco.
Pero más allá de lo que dice en tiempo pasado,  hay que poner atención a lo que dice en presente o futuro. De acuerdo al matutino, el Mandatario estatal dijo:
“No me interesa tener una relación amistosa con el PAN, me interesa que la ley, ésta sobre todo (la de Transparencia), salga adelante y si eso es motivo para que yo me enfrente con los diputados del PAN, lo voy a hacer con la mano en la cintura…”.
No es cosa menor que un Gobernador busque pelearse con su partido y diga que no le interesa tener con él una relación amistosa y que está dispuesto a enfrentarse, “con la mano en la cintura”, a sus propios diputados, cuando tiene minoría en el Congreso del Estado y su partido no gobierna los principales municipios de la entidad, particularmente los de la zona metropolitana.
Pero no solo eso, sino que soprende que hoy lance advertencias y amenazas  a su propio partido cuando hoy existe una nueva realidad política en el Estado, cuando el mapa político presenta otro escenario, desfavorable para Acción Nacional.
Veamos: ¿La aprobación de sus reformas a la Ley de Transparencia dependen de su partido, Acción Nacional? ¿La aprobación de su propuesta está en manos de los diputados de su partido, y de no hacerlo será motivo suficiente para que el Gobernador del Estado, Emilio González Márquez, se enfrente a sus propios compañeros de partido en el Congreso del Estado “con la mano en la cintura”?
¿Por qué lanzar esta advertencia a sus compañeros diputados si sabe muy bien que son minoría en el Congreso y que la aprobación o no de sus reformas propuestas a la Ley de Transparencia depende de los 18 legisladores del PRI, de los dos del PRD y de los dos del PVEM, que en total suman 22 votos contra 17 de los panistas?
Hace poco más de una semana se llevó a cabo una comida entre panistas de todas las corrientes. ¿Por qué el Mandatario estatal no aprovechó el lugar y los asistentes para decirles directa y personalmente lo que una semana después les mandó decir a través de un diario local?
¿Por qué eligió como “blanco” de su advertencia a su partido y a sus propios compañeros diputados si los destinatarios debieron ser los diputados que le son opositores y suman mayoría en el Congreso?
Vamos, la realidad es que el mensaje lanzado por el gobernador González Márquez en su declaración al rotativo tiene como claro destinatario al grupo opositor de los “paquistas-rosalistas”, del que la mayoría de los diputados panistas forman parte.
La realidad es que esto no es sino una muestra clara de que la guerra intestina no sólo continúa sino que se acrecienta. Y si no, al tiempo, que no falta mucho para confirmarlo.