Pese a que el lunes había convocado a los medios de comunicación a una rueda de prensa a las nueve de la mañana, Enrique Alfaro Ramírez decidió confesarle en exclusiva a Carlos Loret de Mola media hora antes que reconocía una desventaja de “cuatro puntos” frente a su adversario Jorge Aristóteles Sandoval y que respetaba la voluntad de los jaliscienses.
Hábilmente Loret de Mola llevó esta entrevista a la esfera nacional -aprovechando la cobertura de su noticiario Primero Noticias en el Canal de las Estrellas– con un solo comentario al ex priista Alfaro Ramírez:
“Seguramente Dante Delgado ya le envió un ramo de flores como agradecimiento, pues prácticamente gracias a usted el Partido Movimiento Ciudadano retendrá el registro. ¿Ya le envió flores?”.
Enrique Alfaro solamente sonrió y negó regalo alguno del “propietario” del otrora Partido Convergencia, de quien se dice fue uno de los artífices para que el ex alcalde de Tlajomulco “rompiera” con el PRD y poder de esta manera, como así sucedió, ser el único benefactor de los votos que Alfaro Ramírez iba sumando conforme avanzaba la campaña.
Con ello, Dante Delgado y Enrique Alfaro demostraron ser excelentes políticos con un estupendo “olfato” para advertir lo que se venía. Por eso el candidato a la gubernatura ponía y quitaba candidatos.
La apuesta de Dante a favor de Alfaro tuvo excelentes resultados al obtener lo que nunca se imaginaron lograr ambos  en Jalisco: un millón 116 mil votos.
Si como se avizora esos votos significan prácticamente la salvación del partido político del veracruzano Dante Delgado, también ex priista, y le aseguran mantener su registro, será gracias a Enrique Alfaro, quien paradójicamente desde que abandonó las filas priistas ha renegado de los partidos políticos y difundido que su objetivo es ir en contra de la lógica de éstos, no obstante que días atrás no descartó que su agrupación política, Alianza Ciudadana, podría convertirse en uno de ellos.
Pero si bien ese poco más de un millón de votos que arrastró Alfaro de ciudadanos sin partido, pero también de priistas, panistas y perredistas, sirvieron de oxígeno a Dante y a su partido Movimiento Ciudadano, la gran pregunta es:
¿Qué ganará con ello Enrique Alfaro Ramírez?
Otra gran incógnita es si ese millón 200 mil sufragios, en números cerrados, seguirán a Enrique Alfaro en su travesía y aventura política de mantener vivo a su movimiento de aquí a que sepamos si -como se supone-, buscará la alcaldía de Guadalajara en 2015 y de ahí, si gana, buscar otra vez, muy al estilo lópezobradoriano, la candidatura al gobierno en 2018.
Pero no perdamos de vista que una gran cantidad de esos votos tienen color: azul, tricolor o amarillo, que se fueron a impulsar a Enrique Alfaro y no al Partido Movimiento Ciudadano, ante la inconformidad con sus propios partidos o dirigentes.
En este sentido, Alfaro tendrá que trabajar para convencer que se queden a quienes hoy depositaron su confianza en él no sólo hasta que se consolide su movimiento al que ya calificó de “político” y le retiró ya aquello de “ciudadano” sino hasta que vuelva a tener a la mano una nueva candidatura al gobierno estatal.
El gran reto de Alfaro Ramírez será ese: lograr retener para sus propósitos ese poco más de millón de votos que, por lo pronto, ya habrían cumplido con un propósito: retenerle el registro al Partido Movimiento Ciudadano.
Pero su principal propósito, su primer objetivo, aun está pendiente: convertirse en Gobernador de Jalisco.