Por Julio César Hernández.

En la contienda del PRI por la candidatura a la presidencia municipal de Guadalajara llegan a la recta final dos aspirantes que tienen una característica similar: el “ya merito”.

Si bien Eugenio Ruiz Orozco ya fue alcalde en Guadalajara, posteriormente se quedó a unos minutos de volver a gobernar la capital como presidente del Concejo Municipal que se integró tras las explosiones del 22 de abril en el sector Reforma. A su vez, Jorge Aristóteles Sandoval se quedó a un “tris” de ser candidato a la alcaldía tapatía en 2006, pero tuvo que declinar a medio camino.

Hoy los dos son finalistas en la contienda por la candidatura, pero sólo uno de ellos llegará a la asamblea de delegados para ser ratificado como candidato único.

Fue en 1992 cuando Ruiz Orozco estuvo a un paso de volver a gobernar Guadalajara, llevando como compañero de fórmula al hoy secretario de Turismo, Aurelio López Rocha, tras la disolución del Cabildo que encabezaba el entonces vicepresidente Jorge Fernández, tras la dimisión de Enrique Dau Flores como alcalde.

En aquella ocasión, a Eugenio se le atravesó el entonces legislador José Luis Lamadrid quien impulsó la designación de Alberto Mora López, quien acababa de ser designado secretario de Vialidad por el entonces gobernador interino Carlos Rivera Aceves.

Ahí Ruiz Orozco quedó como “ya merito”.

En el caso de Aristóteles Sandoval, fue hace ya casi tres años cuando llegó a la recta final por la candidatura a la alcaldía junto con Leobardo Alcalá Padilla.

Entonces se daba como un hecho de que habría contienda interna, pero “sabio” como siempre ha sido el PRI, la entonces dirigencia que encabezaba Javier Galván “interpretó” la voluntad de la militancia y decidió que Aristóteles le debería de dejar el camino libre a Alcalá Padilla.

“Por el bien del partido”, le habrían dicho. Y así, Jorge Aristóteles también se quedó como “ya merito”.

Por lo pronto, Eugenio y Jorge se registrarán hoy, juntos, a las seis de la tarde, pero será en ese preciso momento cuando comience a correr la cuenta regresiva para uno de los dos, pues conforme pasen los días se tomará la decisión de quién será el ungido y quién continúe con el mote de “ya merito”.