Julio César Hernández
¿Alguien puede negar que Fernando Guzmán Pérez Peláez puede ser un digno sucesor de Emilio González Márquez cuando ante los sucesos violentos del fin de semana lo primero que nos receta es: cadena perpetua para quienes maten a policías?
¿Y qué para quienes asesinan a menores de edad, como las dos hermanitas que murieron a manos de delincuentes en la colonia del Fresno? ¿De ellas nadie se acuerda ni se pide castigo ejemplar para sus asesinos? No vayamos más lejos: ni siquiera han sido detenidos los culpables.
Si bien es respetable la vida de todo ser humano, la de quienes están encargados de cuidar de nuestra integridad no es menor, pero tampoco está por encima de la de quienes sin deberla ni temerla terminan siendo asesinados enmedio del enfrentamiento entra bandas rivales o entre delincuentes y cuerpos policiacos.
Ahora, la verdad es que del responsable del gobierno, ante la ausencia del titular de Ejecutivo, se esperaba otra declaración ante lo sucedido este fin de semana, algo que diera tranquilidad a la ciudadanía, algo que nos demostrara que están conscientes de la espiral a la que está entrando el estado en materia de inseguridad.
Lo menos que se esperaba es que el Secretario General del Estado se preocupara, antes que en vida e integridad de la ciudadanía en general, de la vida de quienes saben que la arriesgan al momento de integrarse a estos cuerpos de seguridad pública y que por ello portan un arma, con toda la autoridad para utilizarla cuando saben que su vida o la de otros está en peligro.
¿O se imaginan ustedes a un delincuente armado, evitando matar a un uniformado porque si no logra escapar le espera la cadena perpetua, castigo que no recibiría si el blanco de su arma es un ciudadano común y corriente?