En esta precampaña Fernando Guzmán Pérez Peláez se convirtió en todo un fenómeno político… que hasta aprendió a sonreir.
Una de las principales críticas o señalamientos que se le hacían al ex secretario general de Gobierno era que no “enganchaba” con la gente, que no era carismático, que su rostro duro y adusto alejaba a la gente, que le costaba trabajo acercarse a la gente, que era incapaz de hacer “click” con la ciudadanía para sumar apoyos.
Bastaron unas pocas semanas para encontrarnos con un Guzmán Pérez Peláez muy diferente al que despachaba en Palacio de Gobierno.
Ahora en precampaña se convirtió en el aspirante del PAN a la candidatura al gobierno que tuvo más arrastre popular, entiéndase asistentes a sus eventos. Las multitudes que concentró en la mayoría de sus actos públicos, quizás hasta a él mismo le sorprendió.
Sólo el viernes pasado, en su cierre de campaña metropolitana en la plaza de la populosa colonia Oblatos, concentró entre poco más de 4 mil y 10 mil personas. Poco más de cuatro mil personas, según las cifras más conservadoras. Diez mil, de acuerdo a las cuentas del equipo guzmancista.
Pero la mayoría de sus eventos oscilaron entre los mil y los poco más de cuatro mil asistentes. Y no fueron pocos los eventos celebrados. Además, destaca que haya sido en las colonias más populares, como el viernes en Oblatos y días atrás en Santa María Tequepexpan, donde se dio cita el mayor número de seguidores: de 4 mil para arriba.
Sin duda, si alguien demostró capacidad de movilización durante los días de campaña ese fue Fernando Guzmán. Y para eso se requiere una gran cantidad de recursos económicos. Guzmán la tuvo. Además, se asegura que la paternidad de esa enorme movilización una gran parte correspondió a los grupos parroquiales en la entidad, no sólo en la zona metropolitana.
Ahora el gran reto es que esa movilización se replique hoy domingo. De no ser así, será un claro fracaso, ante lo que vimos en la precampaña.