Nadie sabe -creo que ni siquiera los protagonistas- cuándo y cómo acabará la “guerra” que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez le declaró a la Universidad de Guadalajara, particularmente a su líder moral, Raúl Padilla López, también líder político del Grupo Universidad. Hasta ahora, el momento más álgido de este enfrentamiento se registró la semana pasada con el episodio sucedido en el CUValles cuando bastante molesto -es evidente en los videos-, el Mandatario estatal lanzó las amenazantes frases del “cuida lo que haces” a la rectora María Luis García Bátiz, y el “nomás mídele bien tus palabras”, al secretario administrativo Luis León Dávila.

El nivel de la disputa bajó cuando el gobernador Alfaro decidió volver al camino de los famosos desplegados y publicó el martes su Carta Abierta a la Comunidad Universitaria y a las y los Jaliscienses, que ya recibió respuesta a través de otro desplegado signado por el rector general, Ricardo Villanueva Lomelí, quien a la referencia que el gobernador hace en su carta de que “mi padre fue rector y nunca haré nada que lastime la autonomía universitaria…”, le revira: “Mi padre no fue rector, pero sí un gran maestro y universitario que me enseñó a conocer y a amar a esta universidad SIN CONDICIONES”.

Valga destacar que el contenido de la Carta Abierta del gobernador Alfaro Ramírez es similar al del desplegado que el pasado 24 de mayo publicaron los representantes de los tres Poderes del Estado -el diputado José María Martínez, el gobernador Alfaro y el magistrado Daniel Espinoza Licón- bajo el título “La Universidad de Guadalajara es de todos. Ya Basta”. Al comparar el contenido de ambos textos, se confirma que ambos fueron redactados en Palacio de Gobierno. Pero mientras en aquella ocasión lo firmaron los representantes de los tres Poderes, ahora a nombre del Legislativo y el Judicial, el Ejecutivo habló por ellos en su Carta Abierta, quizás convencido de que los tres son uno mismo y que finalmente él es su jefe y los otros dos están a su servicio.

Ahora, en su respuesta a la Carta Abierta, el rector Villanueva Lomelí coincidió con lo que subrayamos en nuestra entrega de ayer y le recuerda al Mandatario estatal que “las discusiones sobre los magistrados le tocan exclusivamente al Congreso, no entiendo por qué lo pone en la mesa el gobernador. La Ley de Egresos también es facultad exclusiva del Congreso”.

Y más adelante, Ricardo Villanueva deja mal parado a Enrique Alfaro cuando le aclara:

“El llamado al diálogo que hice no era para discutir una agenda política -que es lo que el gobernador aborda en toda su Carta Abierta-, es exclusivamente para hablar de la tareas sustantivas de la Universidad, de cómo logramos que más jóvenes accedan a la Universidad…”.

¿Por qué la Carta Abierta se refiere completamente a asuntos o temas políticos como lo destaca el rector general? Sencillo: porque el Ejecutivo busca ganancias políticas, no quiere dialogar con los universitarios para discutir y resolver sus problemas estrictamente educativos. El gobernador busca mantener un pleito que sabe que no ganará, pero sabe que necesita tener siempre un adversario, un enemigo, no importa que haya sido su aliado.

En esta guerra de desplegados, sin duda alguna el gran perdedor ha sido el gobernador Enrique Alfaro, no sólo porque en cada uno de ellos sigue recurriendo a la misma narrativa que ya nadie le cree, que tiene poco efecto entre la ciudadanía y prácticamente ninguno entre la comunidad universitaria, mucho menos entre el estudiantado que no sólo sigue respondiendo al llamado de sus directivos sino que se siente despreciado, minimizado y agredido en cada uno de esos textos, sino porque los jaliscienses no se han interesado en esta disputa, no se han “enganchado” en ella, y, además, ya han visto cómo rectores van y gobernadores vienen, y el Grupo Universidad y su líder Raúl Padilla López, ahí continúa.

Y en esta ocasión no será la excepción.

Pero más allá de estos desplegados, hoy obligados a abordarlos, hay otros ángulos más de fondo y de mayor trascendencia en esta guerra del gobernador Enrique Alfaro en contra de la Universidad de Guadalajara, a los que ya nos referiremos en las siguientes entregas.