Van a tracsurrir ya las 48 que iniciaron las campañas de los aspirantes por la gubernatura y no hay duda que quien dio el primer “golpe” -“el que pega primero, pega dos veces”, dicen-, fue el abanderado priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz por encima de sus dos principales adversarios, Fernando Guzmán Díaz y Enrique Alfaro Ramírez.
La política es de percepciones, y en este sentido la ventaja estuvo del lado del priista, pues la magna concentración de alrededor de 16 mil seguidores logró imponerse a la imagen enviada a la ciudadanía con los poco más de mil asistentes al mitin de Alfaro Ramírez en Analco y de algunos acompañantes de Guzmán Pérez Peláez en la zona de San Juan de Dios.
La de Aristóteles, fue la imagen del auténtico priista que encabeza las encuestas en la preferencia electoral.
La imagen proyectada por el ex alcalde priista fue también la más auténtica, pues nos presentó al priismo de siempre en este tipo de eventos, acostumbrado a las grandes concentraciones, y es lo que finalmente pide la militancia. A los priistas les gusta la fiesta, los gritos, las matracas, la “guerra” de porras. Vamos, ese es el auténtico priista. Y no había por qué cambiar ahora.
En cambio, inusitada fue la imagen de Fernando Guzmán regalando lonches y cobijas a indigentes de la zona de la Arena Coliseo, a algunos inclusive bajo los efectos del alcohol y las drogas, según reportan las crónicas. Es una imagen que no proyecta nada ni gana simpatías, pues jamás durante los largos años que tiene el panista como político o como funcionario público se le había conocido un gesto de esa naturaleza.
Por eso la imagen fue poco creíble. Vamos, no proyectó la imagen de ser el candidato del partido en el gobierno federal y estatal. Dudo mucho que los que se beneficiaron del lonche y de la cobija vayan a votar por el panista. Es más, dudo que voten. Y esa imagen, la verdad, no es como para convencer que hay que votar a su favor.
La imagen que proyectó Alfaro Ramírez en su arranque de campaña fue la del aspirante cauto que, consciente de su popularidad, no obstante se mostró desconfiado de la capacidad de los partidos que lo postulan para lograr la movilización de seguidores porque pocos tienen.
Eligió la zona de Analco que porque ahí están los que poco tienen, aunque hay zonas con mucho más necesidades que ahí en Tonalá, por ejemplo. Por eso la imagen proyectada de preocuparse por lo que menos tienen no fue del todo clara al elegir ese lugar para arrancar la campaña.
Sin duda, pues, que el que “pegó” primero fue Aristóteles, y no sólo por su autenticidad, sino porque además tuvo el apoyo del candidato de su partido a la presidencia, Enrique Peña Nieto.