El caso de Jesús Pablo Lemus Navarro en contra del partido Movimiento Ciudadano -y el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, porque en el fondo eso es-, aún tiene muchas aristas por analizar o, como se dice popularmente, “mucha tela de dónde cortar”.

El lunes pasado, ante la “crema y nata” naranja en su Convención Nacional -y sin violines de por medio-, dijo: “Yo quiero extender una mano a mis compañeras y compañeros de Movimiento Ciudadano en Jalisco y en todo México (…); aquí está esta mano para seguir construyendo en unidad; aquí está esta mano para seguir ganando elecciones y buenos gobiernos. Cuenten conmigo siempre…”.

Todavía ayer, ya aquí en Guadalajara, reiteró: “Yo ofrecí mi mano para construir un proyecto político rumbo al 2024 en donde quedamos todos, un proyecto donde estas diferencias que hemos tenido y han sido públicas durante las últimas semanas las dejemos atrás, que veamos hacia adelante, este fue mi ofrecimiento muy respetuoso”.

Esto quiere decir, si no entendimos mal, que Pablo Lemus se comprometió ante el dirigente nacional Dante Delgado y demás compañeros a seguir dentro de las filas de Movimiento Ciudadano, cuando menos, hasta el 2024, pues ofreció su mano “para seguir ganando elecciones” y la más cercana es la de ese año. Por lo tanto, si es así, entonces dejemos de especular de que se irá a Morena, al PAN o a la coalición de este partido con el PRI y el PRD para ser su candidato a la gubernatura en caso de que MC no lo postule. Podremos estar tranquilos…

Sin embargo, dado que su palabra tiene poca credibilidad -así lo demuestran los hechos- y, por tanto, el discurso del lunes fue escuchado, pero no creído, preguntamos: ¿Puede Pablo Lemus dejar a Movimiento Ciudadano para ser candidato a la gubernatura en su contra, postulado por cualquier otro partido? La cosa no es tan fácil ni sencilla. Quiérase o no, en su condición de presidente municipal, es “rehén” del partido al que no pertenece y si fuéramos más allá, hasta del propio gobernador. Y es que no sólo es cosa de que Jesús Pablo diga: “Ya me voy”, sino que tiene que enfrentar varias “aduanas” difíciles de sortear. Enumeremos:

  1. El Cabildo de Guadalajara. No hay ninguna garantía de que los regidores de Morena, el del PAN y el de Hagamos, pero particularmente los regidores emecistas cuyo control no está en sus manos ni son su mayoría, como ya se comprobó en aquel desplegado que firmaron y en el que le exigieron que “¡basta de agraviar a nuestro movimiento!”, le aprueben su solicitud de licencia. O sea, lo obligarían a quedarse a concluir su trienio por el que fue electo.

No tiene otra opción para separarse del cargo, pues mientras no se le apruebe la licencia es inelegible para ocupar o disputar otro cargo público por cualquier otro partido.

2. Las Cuentas Públicas. Si bien hubo confabulación del Congreso del Estado y de la Auditoría Superior de Justicia para “lavarle” la Cuenta Pública del 2015, por la que enfrentaba cargos por 1 mil 200 millones de pesos, es muy difícil que se vaya tan “campante” confiando en que la mayoría legislativa de Movimiento Ciudadano y sus aliados del PAN y del Verde Ecologista le aprobarán o le volverán a “lavar” sus cuentas públicas que queden pendientes para cuando pretenda irse de MC a enfrentar a MC bajo las siglas y colores de otros partidos, en la disputa por el gobierno del Estado.

3. Expediente abierto. Así como el Presidente de la República -llámese como se llame y sea del partido que sea-, tiene sobre el escritorio un “Expediente” de cada gobernador para “cuando sea necesario”, así también los gobernadores lo tienen de cada uno de los presidentes municipales por si es necesario “utilizarlo”. En el caso de Lemus, no descarte usted que el gobernador Alfaro tenga en algún cajón de su escritorio una gruesa “carpetota” con el registro de cada transacción que haya hecho en Zapopan y en Guadalajara. Y mire que las “bocas” dicen por ahí que no son pocas…

4. Guacamayaleaks. Quienes están enterados de los entretelones de este hackeo realizado al Ejército mexicano, aseguran que Lemus Navarro no debe cantar victoria creyendo que sorteó este escándalo en el que se vieron involucrados sus colaboradores en seguridad pública, porque en cualquier momento le podría “saltar la liebre” en donde menos se lo espera. Y al parecer así se lo hicieron ver en el Palacio de Cobián hace algunas semanas.

Estos son, pues, sólo cuatro que consideramos de las más importantes “aduanas” que tiene que sortear Jesús Pablo Lemus si tiene la osadía de querer abandonar Movimiento Ciudadano y contender en su contra en el 2024 por la gubernatura, por lo que creo que debemos de dejar de especular sobre si ya negoció o no con Morena, con el PAN o con la alianza que incluya al PRI y al PRD, porque la primera de ellas es simplemente infranqueable: la no aprobación de su solicitud de licencia.

Así, pues, independientemente o no de que los emecistas acepten la mano que les ofreció, Pablo Lemus debe de reconocer que está en las manos del partido que lo adoptó, y que su futuro político ya no depende de él sino del personaje que anteayer le dejó muy claro una cosa: que “el líder de este proyecto tiene nombre y apellido…”.

Así de sencillo…