La versión de que José Socorro Velázquez Hernández y Mariana Fernandez Ramírez serán los nuevos dirigentes estatales del PRI como presidente y secretaria general, respectivamente, ha generado una serie de opiniones encontradas entre quienes consideran que ninguno de los dos cubre el perfil que este partido requiere en las circunstancias actuales y quienes opinan lo contrario.
Y las circunstancias actuales son: Primero, un PRI que gobierna a nivel federal y que poco o nada voltea hacia Jalisco; dos, un PRI que gobierna a nivel estatal y cuyo gobierno se “apoderó” del partido de manera tal que se le señala como el principal responsable de la dolosora derrota del 2015 y que lo tomó como una dependencia más del Ejecutivo; tercero, un PRI que actúa como si fuera el partido único e invencible, sin la menor inquietud por tener enfrente a un nuevo rival político que le arrebató los principales gobiernos metropolitanos y la mayoría en el Congreso del Estado; cuarto, un partido, Movimiento Ciudadano, que no obstante los costos que como gobierno hoy paga, se mantiene en la primera posición en las preferencias ciudadanas, sin rival alguno enfrente que sus propios errores y equivocaciones que lo han llevado a perder adeptos, pero no en cantidad como para preocuparse aún; y quinto, una oposición tradicional -PAN y PRD- que prácticamente ha sido borrada del escenario público con influencia en la ciudadanía.
Hay quienes consideran que el “Coco” Velázquez no es el perfil que el PRI necesita en estos momentos, no sólo por formar parte de una vieja guardia priista que integró la denominada “generación perdida” -la de 1995-, sino porque en sus incursiones anteriores en el Comité Directivo Estatal la derrota fue su divisa: como secretario de Acción Electoral en la lucha por dos gubernaturas, primero con Eugenio Ruiz Orozco y posteriormente con Arturo Zamora Jiménez.
A ello agregan su alejamiento en los últimos años de la política activa y porque, aseguran, poca o nula identificación puede tener con los jóvenes priistas, esa nueva generación que no ha terminado de “cuajar” ante la falta de oportunidades o simplemente porque solo se le toma en cuenta en momentos previos de un proceso electoral.
Consideran, pues, que José Socorro Velázquez no representa a las nuevas generaciones y sí a una generación que prácticamente ya no existe y que poco o nada ha aportado a raíz de la derrota en los noventas de la gubernatura.
Por otro lado, advierten que Mariana Fernández aún no tiene la madurez necesaria para ocupar la segunda posición en el partido, el mismo señalamiento que le hicieron a Ángeles Arredondo, pues consideran que ni una ni otra tienen o tuvieron los méritos políticos para llegar a esa posición. Arredondo llegó gracias al magistrado Leonel Sandoval, como parte de la muy criticada agrupacion “Más por Jalisco”, mientras que Fernández Ramírez llega gracias a la amistad con el gobernador Aristóteles Sandoval, y luego de su derrota de junio pasado en su aspiración por ser diputada federal.
Mariana Fernández ha registrado un crecimiento poco común en la administración pública, pues de ganar la elección local por la diputación en el distrito ocho y luego de presidir el Instituto Jalisciense de la Mujer antes de ser nuevamente candidata a la Cámara de Diputados y perder, hoy llegará a un cargo que no pocos priistas consideran que debe ser ocupado por otros u otras con mayor experiencia y trabajo partidista.
Quienes tienen esta visión hacen un simil con la dirigencia que acaba de irse: la de Hugo Contreras y Ángeles Arredondo. Y los augurios no son buenos.
Pero hay otra visión de la llegada de esta dupla que considera que la experiencia política de José Socorro puede ayudar a que se tomen las mejores decisiones para realizar un trabajo intenso y bien conducido que lleve a recuperar el terreno perdido el año pasado, amén de que al no ser un hombre estrechamente ligado al gobernador le permitirá cierta independencia y no estar sujeto a los caprichos de los hombres de Aristóteles Sandoval.
En el caso de Mariana Fernández, observan en esta joven a un perfil político dispuesto a llevar a cabo un intenso trabajo que provoca el ímpetu de una nueva generación y que por su paso en el Congreso y en el Instituto Jalisciense de la Mujer ha demostrado que no le teme a los retos y que es arrojada, decisisva y en ocasiones dura de roer.
Consideran que el binomio José Socorro-Mariana es la suma de experiencia y juventud que se necesita ante el escenario que enfrenta el PRI en este y lor próximos años.
Saber quién tiene la razón en la visión que tienen de la llegada de quienes se asegura serán los nuevos dirigentes, es cuestión de tiempo, de poco tiempo. Y así se confirmará si fue o no acertada la decisión de quienes acordaron la llegada de el “Coco” y Mariana. Al tiempo.