Gilberto Pérez Castillo

Javier Guízar Macías, el nuevo dirigente estatal del PRI en Jalisco, ha demostrado con los primeros pasos de su gestión que realmente quiere convertir a su partido en una organización política de verdadera oposición.

Al interior del PRI, ha demostrado conocer bien los resortes de la organización y ha logrado imponer una agenda de partido por encima de las presiones y los intereses de los grupos.

De continuar en esa ruta, no sólo hará felices a los militantes y simpatizantes priistas, que veían con decepción como su partido se había convertido en comparsa de los gobiernos panistas, sino que le hará un favor a toda la sociedad, pues los gobiernos emanados de Acción Nacional requieren un verdadero contrapeso a sus excesos y frivolidades.

En el exterior

Javier Guízar le entró al tema del Hospital de Zapopan, el llamado Hospitalito, y supo presionar de la manera adecuada para obligar al Gobierno de Juan Sánchez Aldana a dar marcha atrás a su pretensión de regatearle los recursos al centro de salud. También metió a la fracción del PRI en el Congreso del Estado y consiguió que se asignaran recursos extras para ese fin.

El nuevo dirigente estatal del PRI también ha estado atento a otros asuntos que tienen que ver con los abusos que cometen los panistas en los gobiernos. Por ejemplo, ha sido un crítico constante de los incrementos de sueldos a los funcionarios de primer nivel del gobierno de Zapopan y ha cuestionado los gastos que ha hecho el gobierno de Emilio González en telenovelas.

En el caso de la fracción priista en el Congreso del Estado ha sabido tender un puente más eficiente de relación y colaboración de los diputados con su partido, generando condiciones que permiten ver a ese grupo parlamentario empezando a jugar como grupo y no como facciones que actúan cada una por su lado.

Lo anterior permitió que el PRI sostuviera una posición inamovible en la petición de que el Procurador Tomás Coronado fuera removido de su cargo, dejando así al PAN y al PRD con la deshonrosa distinción de defender al tan desprestigiado funcionario.

También ha encabezado las denuncias en contra del uso de la imagen del Gobernador en la propaganda gubernamental, y que contraviene lo dispuesto en la Constitución, sin quedarse en la pura declaración.

Con estas acciones, Javier Guízar empieza a regresar al PRI como un actor fundamental de la política jalisciense, sacando a su partido del letargo y aislamiento en los que lo metió la anterior dirigencia de Javier Galván Guerrero.

En el interior

Como lo demostró desde el momento en que se convirtió en Presidente Electo del CDE de PRI, Guízar ha sabido administrar las presiones y los chantajes de los grupos, los sectores y las corrientes internas y ha logrado armar una agenda de partido por encima de los interese de facciones o personajes.

Una prueba de ese control de la agenda de partido es el manejo de los tiempos que le ha dado a la conformación del Comité Estatal del PRI. Pese a las múltiples presiones y chantajes que ha recibido en los últimos meses para que incluya a recomendados en el CDE, Javier Guízar ha logrado llevar estas decisiones a sus terrenos y ha logrado ganar tiempo para definir con mejor tino a quienes serán sus compañeros de tarea.

Al mismo tiempo, ha ido generando una mejor relación de la dirigencia con los Diputados Locales y Federales, con el único Senador priista, con los Presidentes Municipales y los Regidores surgidos de las filas del PRI, construyendo una estructura que podría permitirle a ese partido enfrentarse al PAN en el Gobierno como una sólida oposición.

Si Javier Guízar mantiene un activo y responsable papel de oposición verdadera y se mantiene anteponiendo los intereses de su partido por encima de las facciones internas, habrá de ganarse el buen ánimo de sus compañeros de partido; pero también hará que el PRI juegue un papel fundamental para la política y para la sociedad: generando una oposición que pueda ser un contrapeso real a los abusos y a la frivolidad del PAN en el Gobierno.