“Me costó trabajo, pero ya lo perdoné…”.
Así lo confesó Maribel Alfeirán de Coll cuando le pregunté si ya había hecho las “paces” con Francisco Ramírez Acuña, actual embajador de México en España, luego de que como alcalde de Guadalajara ordenó practicar una auditoría a su gestión como presidenta del DIF tapatío en la primera administración municipal panista, por presunta malversación de fondos.
César Coll Carabias y Ramirez Acuña contendieron como precandidatos por la alcaldía de Guadalajara en 1994, y fue el primero quien ganó la elección interna, se convirtió en candidato y pasó a la historia posteriormente como el primer presidente municipal de extracción panista en gobernar la capital tapatía.
Tres años después, Francisco Ramírez Acuña regresó por la revancha, fue candidato del PAN a la alcaldía y presidente municipal después, sucediendo a Coll Carabias en el cargo.
Coll Carabias y Maribel Alfeirán salieron de la administración en medio de críticas y señalamientos de gastos irregulares en el DIF Guadalajara por viajes al extranjero de ésta última. Para sorpresa de muchos, Ramírez Acuña ordenó aplicarle una auditoría.
– Dice que hoy regresa a la administración pública, como regidora de oposición, con mucho gusto. ¿A pesar de que salieron de la alcaldía en medio de críticas y señalamientos, y hasta con una auditoría de Ramírez Acuña? Nunca pensaron salir así, ¿verdad?
– Nunca pensamos salir así, nunca pensamos que el ataque iba a venir de alguien de casa. Pero te lo puedo decir: si tuviera que pasar lo mismo por el bien que hice en el DIF, no me importa volver a vivirlo, no me importa volver a padecer una persecución de donde viniera, por el bien que se hizo.
“Creémelo, te lo digo con toda sinceridad: confío en que ahora no suceda. En aquel entonces fue más que nada por aquella situación de que mi esposo también quería ser gobernador; y, bueno, las pugnas ajenas, la ambición… Bueno, Dios sabe lo que hace.
“Hoy le digo (a su marido): ¡qué bueno que no fuiste gobernador! Porque quita muchísimo tiempo, distrae mucho, y como supongo que Dios no se equivoca, qué bueno que pasó lo que pasó.
– ¿Rompieron con Ramírez Acuña, hicieron las “paces” o no se han vuelto a ver?
– Si lo veo, no me importa:  lo saludo, lo perdono. Me costó trabajo perdonarlo, lo digo hoy en público. Pero aprendí a hacerlo, me ayudaron, me di cuenta de que no vale la pena que yo me haga daño guardando un rencor que no vale la pena.
“El tiempo llevó a cada uno a su lugar. Yo me tengo que centrar en mi trabajo; no tengo ningún rencor contra él. Más bien podría decir que me da un poquito de pena que haya tenido que recurrir a unas cosas tan tristes como para poder llegar y buscar su ambición…”, dijo la hoy regidora del PAN el el Ayuntamiento de Guadalajara.