Así se quedaron los miles de morenistas que ayer esperaban conocer la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), sobre las impugnaciones interpuestas en contra del Congreso Nacional Extraordinario en el que se eligió a Alfonso Ramírez Cuéllar como el nuevo dirigente nacional de Morena y a Yeidckol Polevnsky se le regresa a su cargo de secretaria general.

Programada la sesión del TEPJF para las 13:00 horas resulta que, parafraseando la canción del buen Joaquín Sabina, ” y nos dieron las dos y las tres, las cuatro y las cinco…”, y fue entonces cuando se notificó que la Sala Superior la difería hasta nuevo aviso, sin dar razón alguna de la causa, aunque no había que “romperse la cabeza” para imaginársela: las fuertes presiones al interior del Tribunal y la férrea disputa por el poder dentro de Morena.

Incluso, hay versiones que aseguran que el asunto llegó hasta Palacio Nacional…

Los lujanistas-ramiristas ya festejaban su triunfo ante las versiones de que la resolución les sería favorable y Alfonso Ramírez Cuéllar sería reconocido como el legítimo y nuevo dirigente, mientras que los yeidckolistas lanzaban infinidad de argumentos del por qué el Tribunal no debería reconocer la legalidad del Congreso Nacional Extrardinario y, por lo tanto, tampoco la elección del diputado con licencia.

El que la sesión haya sido pospuesta -se asegura que se verificará el próximo miércoles-, hace ver la trascendencia de lo que está en juego nada menos que en el partido fundado por el Presidente de la República y que hoy se encuentra en el poder. La verdad, el asunto no menor. Y creo que no sería exagerado sospechar de una intervención desde Palacio Nacional, pero se queda en eso: en una mera sospecha.

La “filtración” del sentido en que saldría la resolución del Tribunal provocó que la dirigente Yeidckol Polevnsky hiciera dos denuncias interesantes: 1. Que el coordinador de los senadores, Ricardo Monreal, presionó a los magistrados electorales para que la resolución fuera a favor del Congreso Nacional Extraordinario y del reconocimiento a Ramírez Cuéllar, y 2. Que la presidente del Consejo Nacional, Bertha Luján Uranga, le solicitó dar de baja a 430 consejeros por diversos motivos, entre ellos al mismo presidente López Obrador y a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, a fin de reducir el umbral de consejeros necesarios para alcanzar el quórum en dicho Congreso.

En teoría, los argumentos de Polevnsky parecen darle la razón, pero las versiones de que los magistrados echarían abajo las impugnaciones porque el permiso a Yeidckol para mantenerse en la presidencia concluyó el pasado 20 de noviembre de 2019, hace que no pocos aseguren que están en lo correcto.

No coincido con quienes consideran que el presidente López Obrador no tiene el menor interés en el partido que lo llevó al poder -Morena-, y que podría promover el fortalecimiento de la organización que busca ser partido político, Fuerza Social por México, detrás del que también estaría el dirigente nacional de la organización obrera CATEM, Pedro Haces, porque no creo que Andrés Manuel sepulte tan rápido a lo que fue su propia creación.

Creo, en cambio, que de manera indirecta dará los “manotazos” necesarios para poner orden al interior de su partido buscando que la división no sea tan honda ni llegue a la ruptura, cuando se está en vísperas de entrar a un proceso electoral en el que estará en juego nada menos que la mayoría legislativa en la Cámara de Diputados. Un partido dividido no le sirve a Amlo para su proyecto, y ya es mucho el camino que lleva recorrido como para abandonarlo y respaldar a lo que aún no es un nuevo partido y que no ha penetrado con tanta fuerza sobre la base social como lo ha hecho Morena en tan poco tiempo.

Soy de la idea de que Yeidckol Polevnsky ganará esta batalla, pero ante el desgaste que este enfrentamiento con Bertha Luján le ha generado, no descartaría el segundo escenario ayer enumerado aquí en Marcatextos: que el TEPJF no reconozca a Ramírez Cuéllar, pero que tampoco deje en la presidencia a Polevnsky; al primero, por no ser legal el Congreso, y a la segunda porque ya concluyó su período al frente del partido, por lo que ordenaría la designación de un tercero en discordia: un delegado cuya responsabilidad única será convocar y efectuar el relevo en la presidencia de Morena, y ahí entraría al juego el subsecretario del Trabajo, Horacio Duarte Olivares.

Sin embargo, todo puede pasar, y lo único que queda decir en este momento es… al tiempo.