Gilberto Pérez Castillo

Si el Congreso del Estado, a la hora de aprobar la reforma electoral, decidiera modificar la figura del órgano electoral y echar para afuera a los actuales integrantes del Instituto Electoral del Estado de Jalisco (IEEJ), los jaliscienses no tendremos nada que lamentar.

La actual integración del IEEJ, salvo uno o dos de los siete Consejeros, ha rondado más por el nivel de la mediocridad, por lo que ésta sería una buena oportunidad para hacer una renovación que permita a los jaliscienses contar con un organismo electoral y de participación ciudadana a la altura de lo que el Estado requiere en las actuales condiciones.

Como se sabe, ante la petición de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de que se someta a referéndum el incremento a la tarifa del transporte público, el Instituto Electoral no sólo se ha visto lento y titubeante, sino que por lo menos uno de sus integrantes acabó convertido en cabildero del Gobierno del Estado e hizo intentos para que la dirigencia estudiantil se desistiera de su solicitud.

En un ambiente en el que la ciudadanía reclama más instrumentos de participación y la ampliación de la democracia participativa, queda claro que los actuales Consejeros no están a la altura de las nuevas circunstancias.

Por otra parte, el Presidente José Luis Castellanos y varios de los Consejeros del IEEJ ya no cuentan con la confianza de los partidos políticos por sus excesos y por su vergonzosa actitud de presentarse ante los dirigentes partidistas como aliados de unos y otros, con el único fin de mantener la chamba.

Además, como lo demostraron hace pocos días, tampoco han demostrado sensibilidad en el uso de los recursos públicos que tienen bajo su responsabilidad, al aprobar la compra de camionetas último modelo para cada uno de ellos, así como la contratación de un secretaria también para cada Consejero, cuando se sabe que ¡prácticamente no hacen nada!

Por eso, y por otras muchas razones, si el Congreso decide renovar al órgano electoral del Estado, los jaliscienses no tendremos nada que lamentar.