Por Julio César Hernández

Resulta paradójico cómo los partidos políticos son particularmente críticos y, como se dice popularmente, “quisquillosos”, en lo que corresponde a la organización y celebración de los procesos electorales constitucionales, cuando no son capaces de organizar y llevar a cabo sus propios procesos internos.

Hasta el momento de redactar estas líneas (ayer domingo), desconocemos el resultado final de las elecciones internas de dirigentes nacional y estatal del PRD, pero ya había un “rosario” bastante amplio de denuncias de presuntas irregularidades.

Y en el caso del PAN se confirmaba que el próximo miércoles se efectuará la Asamblea Municipal de Guadalajara para la elección de sus candidatos a consejeros estatales, aunque sin asegurar que haya el quórum requerido para celebrarla.

Hoy por hoy, sumergidos en sus procesos internos, el PAN y el PRD ponen en evidencia que la limpieza que exigen en las elecciones constitucionales de cualquier nivel (federal, estatal o municipal), no son capaces de tenerla en sus propios procesos electorales internos.

En una palabra, bien les queda aquello de “candil de la calle, oscuridad en su casa”.

En su intensa guerra intestina, donde al parecer no les importa ver arder su propia casa mientras se queme la del vecino, un grupo de panistas decidieron recurrir al Tribunal Electoral Federal para hacer valer su derecho a elegir a sus candidatos al Consejo Estatal y a los delegados que acudirán a la asamblea estatal.

Extrañamente el TRIFE les dio la razón a los panistas tapatíos en tanto en un caso igual se las negó a los panistas de Zacoalco de Torres.

El Comité Municipal del PAN en Guadalajara convocó ya para efectuar su asamblea pasado mañana miércoles, con lo que la Asamblea Estatal podría celebrarse cualquier día de abril, pues difícilmente podría ser durante esta temporada vacacional de Semana Santa y Pascua.

De esta manera, todo indicaría que no habrá mayores problemas para que en mayo se elija a un nuevo dirigente estatal o repita en el cargo Eduardo Rosales Castellanos.

En el caso del PRD, los seguidores de Alejandro Encinas han denunciado una serie de presuntas irregularidades y otras ya confirmadas, como el cambio de padrones en varios municipios.

Obviamente que si el resultado no les favorece, tendrán elementos para aprovecharlos en su beneficio y cuestionar o impugnar el triunfo de los “chuchos” a nivel nacional y de Raúl Vargas a nivel local.

Por supuesto de que si el resultado les es benéfico, entonces estas irregularidades denunciadas quedarán en el olvido y darán paso a la celebración de la victoria. Pero entonces serán los “chuchos” quienes “pongan el grito en el cielo”.

Sea una cosa u otra, el proceso interno del PRD pondrá en evidencia que tan poco claros y limpios son ellos mismos para llevar a cabo sus elecciones como acusan a sus adversarios en una elección constitucional.

La pregunta es: ¿judicializarán su propia elección interna?

O sea, pues, que los perredistas estarían en el supuesto de ver “la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio”.