Por Julio César Hernández

Alfonso Petersen Farah es uno de los buenos gobernantes que el PAN puede presumir. Es un hombre honesto, bien intencionado y que aun no ha aprendido -no sé si eso sea bueno o malo- las malas mañas de los políticos.

Para muchos, su perfil se apega a lo que para el panismo jalisciense puede ser una de las mejores posibilidades de retener el gobierno estatal en el 2012, si es que para entonces su buena estrella política sigue brillando y no comete algún error que le impida llegar a la recta final en la contienda por esta candidatura en su partido.

Sin embargo, no deja de extrañar que sea hasta un mes después, y por petición del presidente de su partido en Guadalajara, Alfredo Argüelles Basave, que rechace el incremento salarial que recibieron los principales funcionarios del Ayuntamiento tapatío desde el 16 de agosto pasado.

Hoy Petersen Farah argumenta que ha decidido rechazar el aumento y regresar lo que ya recibió por este concepto, en congruencia con la petición de su partido.

La verdad que es discutible si debe o no rechazar el aumento si está dentro de los índices establecidos por el Comité de Valoración Salarial, pues tampoco se trata de ser “más papistas que el papa”. Quizás no debió de rechazarlo.

Pero hacerlo un mes después de haberlo recibido bajo el argumento de que se trata de ser congruente, como que eso debió de haber sido desde el 16 de agosto, cuando se aplicó dicho incremento.