Salvo un “as bajo la manga” que saque el Comité Ejecutivo Nacional o desde Los Pinos, el dirigente nacional de la CNOP, senador con licencia Arturo Zamora Jiménez, y el dirigente estatal del PRI, Héctor Pizano Ramos, salieron de la sesión extraordinaria del Consejo Político Estatal el pasado sábado como los dos finalistas por la candidatura al gobierno del Estado.
Porque así lo ha declarado él mismo, hay quienes colocan en la línea de salida por esta misma candidatura al fiscal general del Estado, Eduardo Almaguez Ramírez. Sin embargo, creo que difícilmente logrará la postulación por venir de donde viene: la Fiscalía General, espacio donde el desgaste es mucho, las simpatías pocas y las posibilidades de obtener el voto mayoritario, nulas.
Más allá de la confesión que hizo recién llegó a la dirigencia estatal, en el sentido de que aspiraba a ser candidato a gobernador, Pizano Ramos se ha dedicado a trabajar de tiempo completo en la organización y coordinación interna y en el reposicionamiento externo, público, del partido con miras al proceso del año próximo.
Zamora Jiménez, a su vez, se mantiene ocupado en el trabajo de reorganización y fortalecimiento del sector popular priista a lo largo y ancho del país, así como a hacer equipo con la dirigencia nacional, sin perder contacto y presencia en la entidad para mantenerse en la jugada y seguir ocupando el primer lugar en las encuestas como el priista mejor posicionado con rumbo a las elecciones del 2018.
Pero ni Héctor ni Arturo han tomado sus respectivas tareas como una competencia entre ellos para obtener la candidatura, pues ambos saben muy bien que el ser o no candidato no depende directamente de ellos, aunque han aportado su parte para que llegado el momento se tengan los elementos para que la decisión favorezca a uno o al otro.
Pizano y Zamora han logrado conjuntar simpatías al interior de su partido, y sus respectivos equipos de trabajo hacen lo necesario para que se mantengan como sólidos prospectos hasta el momento en que se habrá tomado la decisión final que será validada y legitimada por los 40 mil delegados que participarán en la próxima convención para elegir al candidato a la gubernatura.
Hubo quien creyó que al definirse el método de elección para esta candidatura se estaría adivinando quién será prácticamente el ungido y que todo es cuestión de tiempo, pero no. El método elegido puede favorecer a uno o a otro, y a reserva de lo que establezca la convocatoria que emita el CEN, se puede dar cabida a dos o quizás hasta tres precandidatos, uno de los cuales llegaría a la campaña con la “bendición” para ser el elegido. Por supuesto que también podría haber finalmente un solo aspirante para ahuyentar cualquier posibilidad de división.
¿Alguien salió de la sesión del Consejo Político con la certeza de que Zamora o Pizano tiene ya la candidatura “en la bolsa”? Estoy seguro que no, aunque hay quienes dan por hecho que será el primero por ser el mejor posicionado en las encuestas. Sin embargo, basta ver que ni José Antonio Meade ni José Narro encabezan la preferencia en las encuestas con rumbo a la candidatura presidencial, y no somos pocos los que creemos que de entre ellos dos saldrá el “elegido”.
Miguel Ángel Osorio Chong es el priista mejor calificado en estas encuestas, sin embargo no es considerado el favorito.
Así las cosas, no debe sorprendernos si finalmente Héctor Pizano o Arturo Zamora es el candidato del PRI a la gubernatura, pues son ellos quienes a éstas alturas del juego son los favoritos para obtenerla, más allá del deseo de algunos más o de la insistencia de varios medios de comunicación por colocar a quienes están muy lejos de ser considerados.
Y si no, al tiempo.