Pude titular este texto “El alcalde no tiene quien le escriba”, parafraseando la obra de Gabriel García Márquez, pero creo que el elegido refiere con exactitud el tema que abordamos y que es, precisamente, la ausencia de buenas notas o, como en el pasado, de elogiosas notas periodísticas para el presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez.
Incluso algunos medios que antes lo alabaron y caminaron junto con él antes y durante la campaña por la alcaldía, hoy lo critican; otros simplemente lo minimizan; algunos más informan de sus actividades con estricto carácter periodístico; pocos destacan sus acciones, pero muy eventualmente; y varios más lo ignoran.
Sin embargo, hay algunos que silenciosamente se someten a sus deseos…
Pero la constante en los medios de comunicación de unos meses a la fecha es que ya nadie destaca de manera positiva sus acciones o decisiones, por quién sabe qué razones. Hoy mucho de lo que leemos o escuchamos sobre la figura política más prominente en Jalisco -eso nadie puede ignorarlo- son críticas y cuestionamientos. Ya no loas, elogios ni aplausos…
He aquí el listado:

  • Que el interminable caso del mercado Corona, donde ya nadie hace caso a sus culpas a la administración que lo antecedió sino que le exigen resultados de lo que prometió en campaña…
  • Que la frustrada decisión de remover la estatua de La Minerva sin consultar a nadie e imponiendo a la restauradora elegida directamente sin concurso alguno…
  • Que sus instrucciones de contratar directamente a las empresas consentidas del alfarismo que deberán de manejar “su” imagen -no la del gobierno municipal- porque así lo decidió él…
  • Que su férrea defensa al responsable de comunicación social del Ayuntamiento, decretando que no incurrió en irregularidad alguna al otorgar contratos directos a la empresa con la que laboró meses atrás…
  • Que su decisión de perdonar a los desarrolladores de vivienda que violaron la ley, legalizando lo ilegal con la imposición de multas donde “según el sapo es la pedrada”…
  • Que las críticas por irse de vacaciones al Viejo Continente para disfrutar de la “Eurocopa”, mientras la ciudad queda en manos de la delincuencia, según la percepción ciudadana…
  • Que el incendio en el mercado Alcalde donde pese a que no hubo víctimas y el siniestro fue solamente parcial, le generaron críticas porque a diez meses de su administración no ha invertido en la restauración, reparación y rehabilitación de los mercados municipales ni la mitad de los 300 millones de pesos que prometió en campaña que invertiría en el primer año de su gestión.
  • Que su pleito con medios de comunicación que publican encuestas o sondeos que no le son favorables cuando seguramente no tendrán por ahora ningún efecto entre el electorado si esa es su preocupación..
  • Que su pleito con la empresa concesionaria de los estacionómetros Metro Meters…
  • Que su decisión de ejecutar el proyecto en la Barranca de Huentitán ante la oposición de un sector de la población, no obstante que en campaña había asumido una posición contraria a la que hoy promueve…
  • Que su constante malestar con el trabajo de los los reporteros de la “fuente” que lo único que hacen es cumplir con su obligación de cuestionar al presidente municipal con temas que son de interés general, pero que les ha valido el regaño del munícipe por estar “friegue y friegue… con los mismos temas”…

Y muchos otros ejemplos más que se quedan en el “tintero” y que son temas de los que hoy se hablan en la mayoría de los medios de comunicación.
Habrá quien afirme que en muchos de estos temas hay intereses partidistas, que lo que se busca es ponerle “piedritas” en el camino en su aspiración por la gubernatura en 2018, que son adversarios internos y externos que le hacen el trabajo “sucio” a alguien en particular y muchas otras razones más que, por supuesto, no se pueden negar pero que no están detrás de todos los casos enumerados líneas arriba.
También he escuchado que en el equipo alfarista se afirma que la postura crítica de algunos medios de comunicación hacia el alcalde es porque éste ya no les otorga los montos económicos que administraciones anteriores destinaban para la compra de publicidad… Y si es así, entonces se entiende porqué el desdén de Alfaro hacia los medios de comunicación y la actitud de hartazgo hacia ellos en determinadas ocasiones.
Pero qué decir también de los activistas que o no se dejaron seducir o simplemente no fueron seducidos por las administraciones municipales alfaristas de la zona metropolitana para convertirlos en funcionarios públicos. Hoy ni de ellos recibe aplausos y sí, en cambio, críticas y cuestionamientos. O mínimo han preferido guardar silencio y mantenerse expectantes.
Esta semana se cumplen diez meses del gobierno de Enrique Alfaro Ramírez en Guadalajara y la “luna de miel” que por mucho tiempo sostuvo con la mayoría de los medios de comunicación y con un amplio sector de la población está llegando a su fin. O al menos muy pronto se ha desgastado esa relación que, por supuesto, puede recomponerse nuevamente al paso del tiempo y volver a ser lo que tiempo atrás fue: un idilio interesado.
Tampoco dudamos que la capacidad y creatividad del equipo que le maneja su iamgen y comunicación se pondrán a trabajar para revertir el escenario que hoy enfrenta Alfaro Ramírez, pero sin duda que ellos sabrán cuándo será el tiempo indicado para echar a andar la maquinaria que la devuelva los aplausos, elogios y loas al alcalde de Guadalajara. Sus tiempos, no son nuestros tiempos.
Pero mientras regresan esos tiempos que sin duda deben de extrañar en la casona de Hidalgo y Alcalde, la pregunta sigue en el aire: ¿Por qué ya nadie le aplaude a Enrique Alfaro?