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Julio César Hernández
Los panistas parece que no están dispuestos a dejarle todo el pastel al PRI como nueva mayoría en la próxima Legislatura local y tratarán de aprovechar al máximo su mayoría actual en el Congreso.
Caso concreto es la secretaría general del Congreso, que los panistas quieren retener y para ello buscarán reformar nuevamente la Ley Orgánica como descaradamente lo hicieron al inicio del actual trienio a fin de que Alfredo Argüelles Basave pudiera ocupar el cargo sin el molesto impedimento que en ese momento establecía aquella.
Si usted recuerda, al inicio de la actual Legislatura la Ley Orgánica establecía que para ser secretario general del Congreso el aspirante no debería ocupar algún cargo partidista ni haber ocupado un cargo de elección popular tres años antes de la designación.
Cuando la actual Legislatura se instaló, Alfredo Argüelles era diputado.
Obviamente que los diputados panistas recién estrenados no iban a permitir que la Ley les obstaculizara sus planes y para ello tenían el poder de ser mayoría, de ahí que la modificaron para que tras solicitar licencia al cargo Argüelles pudiera asumir la secretaría general sin ningún molesto contratiempo. Faltaba más.
Ahora que Argüelles es diputado electo, tendrá que renunciar a la secretaría general a finales de este año para integrarse a la siguiente Legislatura que se instalará probablemente el 25 de enero próximo, por lo que habiéndolo hecho se elegirá o designará a su sucesor.
Sin embargo, ya con un nuevo secretario general, se asegura que los panistas volverán a descararse otra vez y modificarán la Ley Orgánica -abusando de su mayoría-, para que sea mediante las dos terceras partes del pleno como se pueda remover o designar al nuevo secretario general, por lo que con ello aseguran que el PRI tendrá problemas para designar al nuevo responsable de esta oficina.
Y dado que mientras se llega a un acuerdo no puede quedar vacante la secretaría general, apuestan a que el sucesor de Argüelles Basave sea quien atienda el “changarro” desde donde administran los recursos económico del Congreso del Estado.
La pregunta es doble: ¿Lograrán concretar su malévolo plan? ¿Los priistas se quedarán “amarrados de manos” para impedirlo? Al tiempo.