Lo peor que pudieron haber hecho los diputados de esta LXIII Legislatura fue invitar al rector general Ricardo Villanueva Lomelí a discutir el presupuesto 2023 para la Universidad de Guadalajara, y hacer la mayoría de ellos, particularmente los representantes del partido Movimiento Ciudadano, públicamente el ridículo.

Porque eso fue lo que hicieron el sábado pasado en lo que ellos llamaron “mesa técnica”, que fue de todo menos técnica, porque de técnicos no tienen nada y porque ni siquiera su argumentación llegó a ese nivel, el técnico.

Creyeron que con su conducta pendenciera exhibirían a Villanueva Lomelí, pero los que se exhibieron fueron ellos, porque evidenciaron su nula preparación para discutir un tema delicado, importante y trascendente como son los recursos a la máxima Casa de Estudios; demostraron su falta de capacidad para argumentar y debatir, con miras de altura, los datos y cifras planteadas por el rector general; exhibieron su peor cara de pendencieros frente a quien invitaron a su casa (dicen que es del pueblo); y asumieron, una vez más, el vergonzoso papel de empleados sumisos del titular del Ejecutivo al que salieron a defender casi rasgándose las vestiduras, demostrando que son capaces de arrastrarse sobre la independencia y autonomía del Poder Legislativo con tal de satisfacer a su verdadero jefe de quien esperan los premie con una nueva candidatura para el 2024.

En su papel, Villanueva Lomelí les demostró con datos, cifras y números porqué la Universidad de Guadalajara solicita un incremento a su presupuesto para el año próximo, porqué solicitan mil 127 millones de pesos adicionales -900 millones para infraestructura de Centros Universitarios y preparatorias y 200 millones para gastos operativos y administrativos-, pero los legisladores no tuvieron ni cifras ni datos ni números con qué rebatirlo, ni mucho argumentos sólidos para refutarle.

Con sus cifras, datos y números, Ricardo Villanueva argumentó porqué el del 2023 será el “peor presupuesto de la historia” que el Gobierno del Estado le otorgue a la UdeG, pero los diputados fueron incapaces de demostrar con sus cifras, datos y números que, por el contrario, el de ese año será “el presupuesto más grande de su historia” como lo presumen el gobierno del Estado y los diputados de Movimiento Ciudadano, ambos, en una campaña mediática con la que pretenden hacer creer lo que no supieron demostrar en su encuentro con las autoridades universitarias.

Escuchar las intervenciones de las diputadas Gabriela Cárdenas, Fabiola Cuén y Mónica Magaña, o la del coordinador de los legisladores emecistas, Gerardo Quirino Velázquez, entre otras, fue triste y lamentable; cumplieron su papel de súbditos del Ejecutivo, y seguro estarán en las boletas electorales en el próximo proceso electoral, porque con ellos sí, desde Casa Jalisco, “amor con amor se paga”, aunque nunca fundamentaron técnicamente -como fue llamada la mesa de trabajo a la que convocaron-, que la UdeG recibirá el mayor presupuesto de la historia.

La participación de la diputada del partido Verde Ecologista fue, simplemente… patética.

El rector Villanueva Lomelí acudió a la invitación que le hicieron los diputados, hizo bien. Por su lado, el Consejo General Universitario invitó al diputado Gerardo Quirino Velázquez o a la diputada Claudia Salas, presidenta de la Comisión de Hacienda del Congreso del Estado, a explicar o argumentar porqué sostienen que el gobierno del Estado entregará a la Universidad de Guadalajara “el presupuesto más alto de su historia”. Sé que no acudirán, pero si tenían el propósito de hacerlo, evítense la vergüenza de volverse a ver “chiquitos” como junto con sus compañeros diputados de partido se vieron el sábado anterior.

Aunque para pasar vergüenzas -y ser una vergüenza-, parece que no tienen límite…