Por Julio César Hernández

¿Qué habrá querido decir Emilio González Márquez cuando al ofrecer disculpas por la serie de leperadas que expresó en el Banquete del Hambre, señaló:

“Jalisco no puede tener un Gobernador con ese léxico”?

Cuidado, porque más de un jalisciense que se haya sentido ofendido puede interpretar esta frase como una despedida del Mandatario estatal.

Y es que no es la primera vez que González Márquez se dirige en ese tono a quien considera que lo ataca, lo critica o simplemente no piensa como él.

¿O ya olvidamos aquel “no mame” contra el alcalde de El Salto, por el simple hecho de quejarse por la falta de apoyo de las autoridades estatales, por hablar de algo que en su momento se tomó como anecdótico?

Bueno, pues lo dicho la noche del miércoles difícilmente podrá olvidarse o cerrarse con un simple: “… si de algo sirve, ofrezco una disculpa a Jalisco…”.

Cada una de las palabras expresadas por el Gobernador tienen un significa y un peso que, por supuesto, marcará el sexenio, la gestión, la administración de Emilio González Márquez.

“Yo tengo poco de Gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí lo que algunos poquitos dicen ¡me vale madre! ¡así de fácil…!”.

Efectivamente, en tan poco tiempo al frente del Ejecutivo, González Márquez ya dio muestras de desprecio –esa es la palabra- por quienes no están de acuerdo con él o no piensan como él.

Nunca, ningún Gobernador se había descarado así en apenas 13 meses de gobierno.

“¡Yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco…!”.

Jubilosos debemos estar quienes habitamos este bello estado por tener a un gobernante poseedor de la verdad, pero carente de humildad. Qué ciego fue el PAN y qué ignorantes fuimos el resto de los mortales, de no haber advertido que en Emilio González Márquez estaba la solución a todos los problemas de Jalisco.

Aunque lo que ha hecho a lo largo de estos 13 meses de gobierno demuestra lo contrario, ojalá y que si concluye el sexenio de veras Jalisco haya resuelto todos sus problemas y carencias, gracias a un Gobernador que supo hacer lo que tenía que hacer.

“¿Saben qué? La gente votó por mí, la gente en su mayoría votó porque yo haga realidad lo que me comprometí en campaña…”.

¿Cuánta gente de esa que votó a favor de González Márquez no está hoy arrepentida de haberlo hecho?

Y a los que aun no les llega el arrepentimiento están en espera de que, efectivamente, haga realidad lo que prometió en campaña, porque hasta ahora lo que ha generado la irritación e inconformidad ciudadana –aun de aquellos que votaron por él-, no es lo que prometió en campaña.

“¡Y me vale madre si a algunos periódicos no les gusta…!”.

¿Y por qué no le vale madre lo que diga la televisión? Bueno, le vale madre lo que diga la televisión que no se ha beneficiado de sus “donativos”, pero hasta ahí.

“Señor Cardenal, don Juan Sandoval, qué desmadre traemos, ¿sí o no? Nos estamos haciendo famosos, don Juan”.

¿Traemos kimosaby? Quizás se preguntó el cardenal Sandoval.

Pero en los 13 meses que lleva al frente del gobierno, González Márquez nunca había dicho- con esa alegría y jolgorio- una verdad tan contundente que nadie le refuta:

¡Qué desmadre se trae en Jalisco!

“¡Digan lo que quieran! Perdón señor Cardenal… ¡chinguen a su madre!”.

Después de escuchar esta frase, cuánta razón tiene Emilio al decir:

“Jalisco no puede tener un Gobernador con ese léxico…”.

Al buen entendedor, pocas palabras.

P.D. Yo no acepto disculpa alguna.