Si la Guadalajara de Enrique Alfaro sigue siendo la Guadalajara de Ramiro Hernández, de Aristóteles Sandoval, de Alfonso Petersen, de Emilio González, de Fernando Garza, de Francisco Ramírez Acuña y de César Coll Carabias, por referir a quienes le antecedieron y gobernaron la capital en los casi últimos 25 años, ¿quién puede garantizar que el Jalisco de Enrique Alfaro -en caso de ganar la elección de julio próximo- no será el Jalisco de Aristóteles Sandoval, de Emilio González Márquez, de Francisco Ramírez Acuña y de Alberto Cárdenas Jiménez, por referirnos a los gobernantes en el mismo lapso de tiempo?
Con sus matices por los colores partidistas de los gobernantes en turno, desde 1995 cuando se dio la alternancia en el Ejecutivo estatal, Jalisco sigue siendo resultado de sus tiempos y circunstancias más que de la voluntad y decisión de sus gobernantes que han querido dejar un legado histórico particular y que lo han logrado sólo en función de lo primero: el tiempo y las circunstancias.
Con un Congreso mayoritariamente panista en la primera mitad de su gobierno, Alberto Cárdenas poco pudo hacer para concretar el proyecto del primer gobierno panista en Jalisco. En el segundo trienio, con un Poder Legislativo dividido con sus opositores -20 y 20-, fracasaron grandes proyectos que se quedaron en el intento. Sus sucesores, Ramírez Acuña y González Márquez, corrieron igual suerte. Gobernaron en función a su tiempo y circunstancia, como lo hace hoy Sandoval Díaz. Todos ellos con sus claroscuros, pero imposibilitados a marcar el ritmo de gobierno de acuerdo a sus ambiciones personales.
Ahora, puntero en las encuestas, Alfaro Ramírez asegura que “la idea de la refundación (de Jalisco) sería la idea central de la campaña”. En sus entrevistas personales con El Informador, Mural y Milenio, el candidato del partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura subraya como su oferta para el electorado la “refundación de Jalisco”. A Milenio le dijo:
“Es necesario replantear el acuerdo social que define el rumbo de nuestro estado, esa es la refundación del estado, un gran acuerdo social, no es un acto de un gobernante, no es una decisión de un candidato, tiene que ser el resultado de un ejercicio de diálogo y entendimiento…”.
A Mural le explicó: “Tendría que hacerse primero que nada con la gente, sin la gente no se puede hacer. Es decir, no es un acto de voluntad de un gobernante ni de un candidato. Tiene que ser un nuevo acuerdo social (…)”.
Y a El Informador le refirió: “La idea de refundación va a exigir concentración absoluta, por lo menos, los primero cuatro años de gobierno en Jalisco. No habrá tiempo para pensar en nada más”.
Ayer, en su arranque formal de campaña en la Plaza de la República, sobre la refundación dijo a los asistentes:
“Sé que el simple hecho de plantear esta idea va a generar debate y polémica, qué bueno, de eso se trata, nunca un proceso transformador de esta magnitud se ha construido por el camino de la unanimidad, ni mucho menos por senderos libres de obstáculos…”.
En tres amplias entrevistas periodísticas y en un largo discurso de arranque de campaña no se ha logrado explicar qué es y cómo se realizará la “refundación” de Jalisco, y mucho menos si depende de “un ejercicio de diálogo y entendimiento” y de un “gran acuerdo social”, pues valga destacar que eso es lo que menos hubo durante su gestión como presidente municipal de Guadalajara, donde no sabemos si pretendió “refundar” la capital o no, pero ni duda cabe que se le recordará por imponer un programa millonario de arte urbano que no mereció diálogo ni consulta ciudadana y por la ausencia de un “gran acuerdo social” para la venta de propiedad municipal a favor de desarrollos inmobiliarios a precios irrisorios, según los que saben del tema, por mencionar sólo dos ejemplos.
Y el problema es que, al parecer, ni a sus propios seguidores les importa saber qué es eso de “refundar” Jalisco, pues ayer cuando el académico Luis F. Aguilar intentó explicarlo, fue interrumpido por aplausos para que concluyera pronto su intervención.
Pero no hay que ignorar tampoco que muchas de las acciones de gobierno de Alfaro -en caso de ganar-,  como la “refundación”, estarán supeditadas a los tiempos y circunstancias: de cómo quede integrado el Congreso del Estado en sus dos legislaturas, cómo quede integrado el Congreso de la Unión, cómo quede integradas las respectivas fracciones parlamentarias del partido Movimiento Ciudadano y cuántas alcaldías gane este partido.
Así, pues, más que debates y polémicas que pueda generar esta “refundacion”, lo primero que tendrá que trabajar el candidato a la gubernatura será despertar el interés de sus seguidores en esta que él ha llamado “la idea central de la campaña”.
Al tiempo.