Es constante que no exista congruencia entre lo que dicen y hacen los políticos.
Es también común que nuestros gobernantes crean que las cosas se pueden arreglar haciendo lo mismo que se ha hecho ya, y que derivó en los graves problemas que luego tenemos.
Y es también repetitivo que lo que los políticos dicen tener como prioridad, acaba consumiendo el menor tiempo, esfuerzo y presupuesto.
Lo anterior porque no se ve que en las nuevas autoridades de los 125 municipios de Jalisco, ni en los diputados que tendremos a partir de noviembre, ni en los pocos trazos que ha dado el futuro gobierno estatal, realmente prevean un cambio de fondo para combatir a la delincuencia que mantiene intranquila a la sociedad.
Prácticamente no se vislumbra aumento sustancial en la inversión de seguridad, ni la creación de una verdadera inteligencia policial, ni la creación de mejores leyes para enfrentar esta urgencia.
Nadie ha hablado de nuevas políticas ni estrategias, ni se prevé la ejecución de tácticas diferentes en el día a día del actuar de las policías.
Mucho menos se habla de mando único, sobre todo entre aquellos -los alcaldes- que tienen miedo de perder su brazo armado.
Fuerza superior, estrategia y factor sorpresa
Los grandes estrategas saben que para ganar una guerra se debe contar con una fuerza superior a la del contrincante, una mejor estrategia bien ejecutada y la capacidad de golpear por sorpresa.
Así, para poder ganar la lucha contra la delincuencia se necesita que en cualquier rincón de Jalisco las fuerzas del estado, sea municipal o estatal, estén en condiciones de enfrentar a todo tipo de delincuentes, al contar con el número de policías y de equipamiento para hacerlo.
También se requiere de una estrategia que vaya por delante de los delincuentes, sean del tamaño que sean, y con las correas de mando adecuadas para su efectiva ejecución. Queda claro que el actual esquema de pulverización de policías con múltiples mandos impiden ejecutar adecuadamente cualquier estrategia.
Pero también se necesita que las tareas de verdadera inteligencia pongan en manos de la autoridad la información que se requiere para anticiparse a las acciones de la delincuencia y para que los fenómenos delictivos y de inseguridad no sólo se contengan, sino que se combatan hasta lograr su desaparición.
Obras o seguridad
Las autoridades estatales y municipales de Jalisco, independientemente de lo quiera o no hacer el gobierno federal, están obligadas a garantizarles a los jaliscienses la tranquilidad que da la seguridad en sus personas, posesiones y derechos.
Tener el marco legal y los recursos humanos y materiales para enfrentar a los delincuentes y llevarlos a juicios, con certeza de que los responsables de la delincuencia y la inseguridad serán justa, pero severamente, sancionados, corresponde a los tres poderes del estado -Legislativo, Ejecutivo y Judicial- y a los gobiernos municipales.
Pero, nuestros gobernantes prefieren seguir gastando el dinero público en obras -porque éstas les generan ganancias por debajo del agua- que hacer la gran inversión que se requiere para devolverle la tranquilidad a la gente.
Gastar en más patrullas, policías, armamento, equipamiento y capacitación disminuye la posibilidad de construir obras, y con ello la de recibir generosas comisiones.
Por eso se sigue manteniendo el tema de la seguridad únicamente en el campo del discurso político y no en el del real compromiso.
Con lo actuales recursos humanos y materiales no se podrá devolverle pronto a la sociedad la seguridad que ésta exige para ya.