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Julio César Hernández
Sin duda que nadie como Diego Monraz Villaseñor ha ido subiendo peldaño por peldaño en su carrera pública durante la administración de Emilio González Márquez, con el apoyo, por supuesto, de su impulsor Herbert Taylor Arthur.
Inició la administración como director del OCOIT, con el propósito de ir trabajando en el proyecto de movilidad que emprendería el gobierno estatal panista. Pero desde ahí no pudo concretar todos los planes y proyectos, entre otras razones por sus diferencias con el entonces secretario de Vialidad, Manuel Verdín Díaz, y el munícipe de Zapopan, Juan Sánchez Aldana, como responsable de la mesa de movilidad de los alcaldes metropolitanos.
Fue necesario designarlo titular del SITEUR y darle nuevas atribuciones, a fin de que desde ahí lograra avanzar en lo que no pudo al frente del OCOIT, particularmente lo que se refería a lo que para ellos es “la perla de la corona”: el macrobús. Pero tampoco logró salir avante, tanto porque el PAN perdió las elecciones y el PRI se levantó con la victoria, como su falta de tacto y sensibilidad para vender este nuevo sistema de transporte.
El destino le permite ahora llegar a la titularidad de la Secretaría de Vialidad y Transporte, para lo que primero “limpió” el camino y lo pintó “color de rosa”, al poner en marcha un programa de transporte público a favor de la mujer.
Ya ahora en Vialidad, Monraz Villaseñor no descansará hasta no gastar todo su esfuerzo, y ahora autoridad, para lograr que se concreten las líneas del macrobús que tanto empeño tiene el gobierno emilista, aunque sabe que los alcaldes metropolitanos son “un hueso duro de roer”.
Sin embargo, seguramente que el esfuerzo le hará, pues sin duda que buscará llegar con las mejores cartas públicas a pelear luego una candidatura en el 2012. Dicen que aspira por Zapopan, pero ahí tendrá que enfrentarse a otro “herbertista”: Antonio Gloria Morales.
Pero será el tiempo el que le marque el camino a Monraz Villaseñor.