En vísperas de arrancar la segunda mitad de su gobierno, los siguientes tres años de su sexenio, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez cambió de escenario y adversario.

Hace tres años, en noviembre de 2018, eligió como escenario la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y tomó como “sparring” al entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, contra quien se mantuvo en estos sus primeros tres años. Ahora, en noviembre también, prefirió como escenario el recinto Legislativo del Congreso del Estado para arremeter ahora en contra del ex rector de la Universidad de Guadalajara y jefe político del Grupo Universidad, Raúl Padilla López, a quien parece no querer dejar “suelto” en lo que resta de su administración.

En tres años, su pleito con un Andrés Manuel ya presidente fue infructuoso. Terminó por entender y aceptar la máxima de que con el presidente de la República nadie se puede pelear.

Quizás por eso es que decidió emprenderla públicamente, desde hace ya varias semanas, en contra de Padilla López por causas aún desconocidas, pero a través de retirarle a la Universidad de Guadalajara 140 millones de pesos que inicialmente le presupuestó para la construcción del Museo de Ciencias Ambientales y que ahora decidió destinarlos para el Hospital Civil de Oriente en Tonalá. A partir de esta decisión, se rompió la alianza que Padilla y Alfaro sellaron para los comicios del 2018; tanto, que llamó “lacayos” de Padilla a directivos de la máxima Casa de Estudios, comenzando por el rector general Ricardo Villanueva Lomelí; a los integrantes del Consejo de Rectores, a los miembros del Consejo General Universitario y a los muchachos de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).

El domingo pasado el gobernador envió en su representación al secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra Pedroza, a despedir a quienes durante tres años fungieron como sus empleados -¿o lacayos?-, que integraron la LXII Legislatura; ahora él personalmente fue a darle la bienvenida a quienes conforman la LXIII Legislatura, con mayoría emecista, y de quienes se teme asuman la conducta sumisa ante el Ejecutivo al igual que sus antecesores. Pero esto está por verse.

Sin embargo, en este escenario es que el gobernador Alfaro aprovechó para darle otro “golpe” a Padilla López cuando habló del presupuesto estatal para el 2022, y que ayer por la tarde entregó al Legislativo. Y no se “anduvo por las ramas”:

“De una vez lo dejo claro: no va a haber ni un peso para museos ni para caprichos de nadie; en este estado los intereses que valen son los de los jaliscienses, no los de los caciques que quieren hacer negocios a costa del presupuesto público…

“Yo con la Universidad de Guadalajara tengo respeto, aprecio y siempre haré lo que esté a mi alcance para ayudarla; lo que está cancelado es que el gobierno de Jalisco se vaya a someter a los caprichos del cacique. El gobierno del Estado no va a doblarse ante la embestida de quienes hoy tienen secuestrado los órganos de dirección de la Universidad, y si es pasión que se les borre. Si ellos piensan que manipulando jóvenes y ofreciendo puntos para salir a marchar van a cambiar la postura del gobierno de Jalisco, se equivocaron de gobernador…”.

A tres años de aquel noviembre de 2018, el escenario y el adversario son distintos, pero el discurso y el tono es el mismo. Al igual que el presidente López Obrador, el gobernador Alfaro Ramírez necesita tener un enemigo enfrente. Y si no lo hay, lo crea; igual que el tabasqueño.

Ahora no estuvo rodeado de las “fuerzas vivas” de Jalisco como hace tres años, pero no le bajó el tono a sus declaraciones en contra de Padilla López. Abundó:

“Yo lo que quiero es que a la Universidad de Guadalajara le vaya bien, pero no voy a permitir jamás que ningún cacique, ningún grupo de poder, quiera someter a las instituciones públicas de Jalisco; (…) lo que me parece inadmisible es pensar que se puede hacer una agenda de trabajo del gobierno del Estado con la Universidad a partir de presiones y chantajes como los que está queriendo Raúl Padilla. (…) No vamos a ponerle recursos para que Padilla siga haciendo sus negocios…”.

La confrontación que durante casi tres años mantuvo en contra del presidente López Obrador no le redituó ni en simpatías ni en una mejor posición política con miras al 2024, ¿lo logrará ahora que tomó como “blanco” de sus “golpes” al presidente de la Feria Internacional del Libro y contra quien también AMLO ha arremetido en más de una “mañanera”? Ese es el objetivo, habrá que ver si ahora sí lo alcanza.

Al tiempo…