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¿Cuántos se han preguntado por qué el gobernador Enrique Alfaro Ramírez se alió en 2009 “al grupo que controla a la Universidad” para ganar la presidencia municipal de Tlajomulco y posteriormente en 2018 para lograr la victoria en la elección por el gobierno del Estado? ¿Cuántos se han preguntado las verdaderas causas por las que posteriormente, en ambos casos, el Mandatario estatal rompió unilateralmente y le declaró la “guerra” a sus aliados que le ayudaron a obtener estas dos victorias?

Regresan a la mente estas interrogantes después de leer la “Carta Abierta a la Comunidad Universitaria y a las y los Jaliscienses” que emitió ayer a través de sus redes sociales el gobernador Alfaro Ramírez, quien vuelve a dejar evidencia que los diputados, al menos mayoritariamente, no son otra cosa que sus peones, sus empleados, en tanto a los integrantes del Poder Judicial simplemente los considera algo así como “un cero a la izquierda”.

Y esto se confirma en lo que él llama las “tres premisas básicas” que son “irrenunciables”, y las que exige deben de cumplirse para que exista el diálogo entre su gobierno y la Universidad de Guadalajara.

La primera dice: “NO NEGOCIAREMOS con la Universidad posiciones políticas en el gobierno, ni nombramientos de magistrados o jueces en el poder judicial, ni espacios en los organismos constitucionales autónomos, como se hacía en el pasado….”.

¿No son éstas facultades exclusivas del Poder Legislativo, de los diputados, supuestamente independientes y autónomos? Todos sabemos que en los hechos, estos nombramientos se deciden en el despacho principal de Casa Jalisco, pero una confesión de esta naturaleza por el titular del Poder Ejecutivo es inédito e inaudito. El “no negociaremos…” es la más clara prueba de que no sólo los sumisos diputados acatan sin chistar las órdenes del gobernador, sino que incluso éste habla por y a nombre de ellos.

Y continua la primera premisa: “… tampoco podemos negociar con la Universidad asuntos relacionados con el partido político que crearon recientemente…”. ¿No fue la creación de ese partido político una de las causas del rompimiento de Alfaro con el Grupo Universidad? ¿Qué, acaso, no le pidieron al jefe político de este grupo que pospusiera la fundación de su partido -Hagamos- hasta pasadas las elecciones del 2021, porque los necesitaban ante el temor de una derrota? ¿Por qué para 2018 el alfarismo aprobó y promovió dentro de su partido Movimiento Ciudadano las candidaturas de integrantes del “grupo que controla a la Universidad” muy cercanos a su líder político, como Tonatiuh Bravo Padilla, a quien lo hicieron coordinador de su bancada en la Cámara de Diputados; a Mara Robles y a Enrique Velázquez? ¿En ese tiempo no eran indeseables?

La segunda premisa subraya: “NO ASIGNAREMOS recursos públicos para los negocios del grupo que controla la Universidad…”. Otra vez asumiendo facultades del Poder Legislativo, pero surgen varias preguntas: ¿En años anteriores, cuando eran aliados, se asignaban recursos “para los negocios” de dicho grupo? ¿De qué manera o en qué términos el “grupo que controla la Universidad” detalla en su presupuesto el monto de los recursos y a qué “negocios” serán dirigidos?

Y la tercera premisa señala: “NO PUEDE HABER una mesa de diálogo, mientras los edificios universitarios estén vestidos con lonas llenas de mentiras, ni mientras los estudiantes y la comunidad universitaria esté siendo usada para, con engaños y desde la calle, seguir confrontando a la Universidad con el gobierno”.

O sea, ¿la censura en pleno porque yo digo que lo que dicen las lonas universitarias son mentiras? ¿Es el gobierno del Estado el que decide en qué deben o no participar los estudiantes y la comunidad universitaria? ¿O pueden hacerlo mientras sea usada en contra de otros y no del gobierno?

No sé, pero este desplegado tiene un “tufo” a el “Rey Sol”: Luis XIV.