Organizada inicialmente como cierre masivo de campañas -aún el mismo sábado algunos candidatos, como Salvador Caro Cabrera, convocaban a eso-, el objetivo de la marcha-manifestación del partido Movimiento Ciudadano fue modificado de última hora a “la defensa de Jalisco”. Aunque hasta la fecha no se han atrevido a revelar con nombre y apellido de quién o de qué pretenden defender al estado, se entiende que es una clara alusión a los señalamientos y acusaciones que ha hecho el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en contra de algunos candidatos emecistas.

Por supuesto que estamos muy lejos de creer que un ataque a Movimiento Ciudadano y a sus candidatos es un ataque a Jalisco, aunque esa ha sido siempre la narrativa no sólo de MC sino del propio Gobierno del Estado como quedó de manifiesto con aquella arenga en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno que hizo como gobernador electo desde la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres Enrique Alfaro en noviembre del 2018.

Lo que llama la atención es que todos o la mayoría de los candidatos y los miles de simpatizantes que acudieron -ellos dicen que fueron 50 mil, pero quienes saben de números aseguran que no fueron más de 20 mil asistentes-, lo hayan hecho para “defender a Jalisco” de quién sabe qué o de quién -porque todavía eso no está claro-, mientras que no hay quién defienda a miles de jaliscienses que son víctimas de la delincuencia organizada o no organizada, como les gusta llamarla; mientras no hay quién le resuelva a miles de familias de la zona metropolitana el agudo desabasto de agua potable que padece desde hace ya muchas semanas y que no advierte pronta solución; cuánto no hay quién atienda a decenas de madres y padres de familia, a familias enteras que buscan por cielo mar y tierra a un familiar desaparecido, y que acuden a Casa Jalisco en busca de una respuesta y lo único que encuentran es indiferencia, silencio y puertas cerradas.

La dirigencia de Movimiento Ciudadano convocó a miles de simpatizantes para “defender a Jalisco”, mientras que al mismo tiempo los expuso a un potencial contagio masivo de #Covid que habrá de confirmar en los próximos 15 días, casi a la par del día de la jornada electoral, porque simplemente las medidas de seguridad o prevención nunca existieron más allá de la portación voluntaria del cubrebocas. Nadie puede negar que en este caso la irresponsabilidad por parte del partido del gobierno estuvo a su máxima expresión.

De los discursos ahí pronunciados poco podemos decir; primero, porque la mayoría de ellos fue para reprochar que desde la Ciudad de México se ataque a sus candidatos, con lo que se confirma que entonces esos ataques no son a Jalisco; segundo, porque pese a los graves problemas que enfrenta el estado, ellos insisten en ver otra realidad y presumir que todos son buenos gobiernos; tercero, porque cada orador pretendió tener un significado especial, pero con un discurso trillado, sin novedad, sin un contenido que emocionara, por un lado, y obligara la reflexión, por el otro, a todos aquellos que no fueron llevados a esa magna concentración.

Quizás lo más salvable es la insistencia del dirigente nacional, Clemente Castañeda, de exigirle -eso sí con nombre y apellido- al presidente López Obrador que sacara las manos del proceso electoral -porque nadie puede negar que, efectivamente, se ha convertido en un protagonista más, violentando la ley- y que se comprometiera a respetar los resultados. Esperamos que todos hagan lo mismo, no sólo el Ejecutivo federal.

Pero lo chusco del evento vino cuando mientras el dirigente estatal, Ricardo Rodríguez, exclamaba un “¡ya basta! al gobierno de la cuarta transformación y a todo lo que ellos representan…”, el candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, Jesús Pablo Lemus Navarro, cerraba su encendido discurso -con gestos de cantante de ranchero muy al estilo Jorge Negrete-, con esta pregunta a todos los asistentes:

“¡… Yo quiero saber quiénes de aquí nos van a ayudar a transformar a México!”.

Dicen en los memes: “el chiste se cuenta solo”.