Durante las tres últimas Legislaturas, los diputados integrantes de las mismas hicieron hasta lo imposible -¡y lo han logrado!-, por desprestigiar al Congreso del Estado con una actuación que ha empañado algunas buenas leyes creadas.
A lo largo de estos nueve años de actividad legislativa, nuestros diputados se han destacado por los escándalos administrativos y la “grilla” que los ha llevado a ser los peor calificados por la ciudadanía dentro del listado de servidores públicos.
En este marco, no debe sorprendernos que la UNAM y la Universidad de Colima no hayan dado respuesta a la solicitud de la Comisión de Vigilancia de participar en la elaboración del examen para los aspirantes a ser titular de la Auditoría Superior del Estado para reponer el procedimiento por instrucción judicial, y mucho menos que el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) haya rechazado la invitación.
Y cómo nos puede sorprender cuando son tres instituciones serias, con prestigio, que no están dispuestas a prestarse a la “grilla”, al revanchismo y al “golpeteo” político en el que están metidos nuestros diputados y del que no son ajenos algunos empresarios y los organismos que encabezan.
O no entendemos cómo es que a estas alturas la UNAM y la Universidad de Colima no hayan respondido, lo que quiere decir dos cosas: una, que tan no les interesa dicha invitación que ni siquiera han perdido el tiempo en responder la invitación de Salvador Barajas del Toro; dos, que tienen asuntos mucho más importantes qué atender que ni siquiera se han dado el tiempo para responder la invitación.
Sin duda que debe de preocuparle a los diputados que estas dos Universidades no hayan tenido la atención de responderles, pero mucho más que el CIDE haya rechazado la invitación, lo que habla también del nivel de desprestigio en que ha caído el Congreso de Jalisco.
Bueno, ¿deveras les preocupará?