La integración de “Comisiones Especiales” en el Congreso del Estado -y prácticamente en todo el Poder Legislativo del país, o sea el de las entidades y el federal-, es un vicio al que los diputados en turno no se pueden resistir y ante cualquier oportunidad que advierten para crear una de ellas, de inmediato lo proponen al pleno y casi siempre la encabeza quien presenta la propuesta.
La creación de estas “Comisiones Especiales” siempre es criticada, pues reza el dicho que si no quieres que un asunto se resuelva integra una “Comisión Especial”. Y es que ha quedado demostrado hasta el cansancio que las mismas sirven lo que la “carabina de Ambrosio”: ¡para nada! Además, hay que subrayarlo, estas “Comisiones Especiales” no son más que escenarios montados para el protagonismo de quienes las integran, pues hasta el momento ninguna se ha justificado ni ha alcanzado los resultados para las que fueron creadas.
Pero, bueno, pareciera que si no hay, cuando menos, una “Comisión Especial” en cada Legislatura, ésta no tuvo razón de existir. Por supuesto que estas “Comisiones Especiales” pretenden muchas veces suplir la tarea que le corresponde a instancias legal y jurídicamente existentes ex profeso, careciendo de cualquier validez jurídica y legal sus actuaciones.
Y  la 60 Legislatura no fue la excepción y creó su “Comisión Especial”: La “Temporal de Seguimiento a los Casos López Castro y Cia. Ola Outsourcing y Servicios Administrativos y Empresariales (SAE), S.A. de C.V.”, que encabeza el diputado ex panista y ahora neoalfarista del Partido Movimiento Ciudadano, Víctor Manuel Sánchez Orozco, quien extendió por escrito -con aval de los demás integrantes- “invitación” a exdiputados de la 59 Legislatura a comparecer que tendrían injerencia en el polémico “Caso López Castro”, entre ellos el actual presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Raúl Vargas López, quien no sólo no compareció sino que envió un comunicado a Sánchez Orozco en el que le da una “revolcada” y “trapeada” que, como dicen las abuelas, “Dios guarde la hora…”.
Apenas en el segundo párrafo del documento, Vargas López da el primer “golpe”: “… Confirmo mi convicción por la vigencia del estado de Derecho y mi respeto por el Poder Legislativo (…). Razón por la cual no puedo prestarme a una ocurrencia que únicamente delata falta de oficio y conocimiento jurídico”. Y abunda: “… el trabajo de la Comisión Legislativa que encabeza es infructuoso y resultará irrelevante en términos legales por carecer de facultades y atributos legales”. Tiene razón.
Luego soltó el segundo “golpe” tras asegurar que, por lo anterior, “suplantar o duplicar funciones, es una manera infructuosa y muy poco elegante de socavar las instituciones o de ‘mandarlas al diablo´”, parafraseando aquella expresión lópezobradorista.
A partir del quinto párrafo, el dirigente perredista Vargas López se le fue a la “yugular” al diputado Víctor Manuel Sánchez a quien en el resto del texto no soltó. He aquí lo que le dijo:
“Lo suyo parece más una provocación para llamar la atención o cumplir con supino comedimiento una encomienda superflua e intrascendente. Hay mejores formas de convocar cámaras, micrófonos y grabadoras de la prensa para ser considerado para una posible candidatura a un cargo federal. Digamos las cosas por su nombre, no se trata de que un diputado cite a otros ex-diputados -como lo ha expresado ante medios de comunicación-, lo que se pretende es simular que se sienta en el banquillo de los acusados a presidentes de partido, alcaldes en funciones o legisladores federales para hacer escarnio de ellos.
“Por tal razón, si de la exhibición de mi persona depende que el partido político que recientemente lo reclutó le obsequie una candidatura a diputado federal, le recomiendo hacer méritos de otra manera, alguna que sea menos rupestre o más imaginativa. De antemano le informo que para este sainete o cualquier otra acrobacia que le pidan realizar me dispense de participar, mi vocación no es la de patiño.
“Siga con su papel como aprendiz legislativo e imitador de político. Le deseo suerte en esto -al igual que en el gatopardismo- y entiendo que el sustituto al que acuden quienes carecen de talento o escuela sea la simulación y la banalidad. Lo que natura no da, la televisión non presta y yo menos que nadie tiene obligación de formar parte de sus ocurrencias”.