Jalisco vive de nuevo un incremento evidente en la violencia que generan los conflictos entre grupos del crimen organizado y algunas secuelas de esta actividad que impacta en gente ajena a la misma. A la par, la sensación de inseguridad crece en la sociedad por los cotidianos asesinatos a toda hora del día, robos a asaltos a usuarios de la banca, robos a casa habitación, peatones, automovilistas, usuarios del transporte público y a negocios, robos en restaurantes y centros comerciales, y otros delitos.
Como sucede desde hace muchos años, las actuales autoridades estatal y municipales recurren a viejos vicios para enfrentar el malestar ciudadano por la inseguridad, que parece imbatible. Enlistemos cinco de esos vicios:
1. Negar o minimizar. Las autoridades vuelven a repetirnos que las “cosas no están fuera de control”, que “no hay motivo para alertarnos” y que “Jalisco está en paz”, no obstante las noticias que todos los días nos dicen que sí hay motivo para alertarnos.
2. Jugar con los indicadores. De nueva cuenta se recurre a hurgar en los indicadores alguno o algunos que haya tenido alguna disminución -por muy ligera que ésta sea- para decir que si bien hay resultados negativos en algunos rubros en otros ” estamos avanzando”, aunque la mayoría de las veces dicha disminución se da sin que la autoridad haya hecho algo para lograrla.
3. Aludir al pasado o a la competencia para eludir responsabilidades. Decir que lo que vivimos es producto del descuido que tuvieron las anteriores administraciones es uno de los más socorridos. Y generalmente cuando quienes aluden a éste acabarán también entregando su administración sin avances considerables. Y así, el círculo vicioso del nunca acabar.
Además, echarse la bolita entre los diferentes niveles de gobierno -municipal, estatal y federal- les sirve a los tres para que ninguno se haga responsable de los malos resultados en el combate a la inseguridad y a los delincuentes.
4. Declaraciones “contundentes”. Los gobernantes creen que declarar cosas como “aplicaremos todo el peso de la ley”, “el estado es más fuerte que los delincuentes” o “no habrá impunidad para quienes delinquen” hará que por efectos mágicos los delincuentes se aplaquen y la sociedad recupere la confianza.
5. Tomarse la foto. Siempre que hay momentos de crisis de seguridad, como la que vivimos por estos días en Jalisco, nuestros gobernantes realizan reuniones de emergencia con el gabinete de seguridad o generar reuniones con los titulares de los diferentes gobierno de los diferentes niveles. De dichas reuniones pocas veces salen acciones efectivas para combatir a la inseguridad, pero les sirven a los gobernantes para tomarse la foto y dar la apariencia de coordinación y trabajo conjunto.
De igual manera, con esas fotos ni bajan los indices de los delitos ni los delincuentes se asustan.
Como ha sido en el pasado, con gobiernos de todos los colores, seguir repitiendo estas fórmulas no ayudará a combatir efectivamente a la violencia, la inseguridad y la delincuencia.
Ante esto, un cambio de actitudes por otras realistas y transparentes sería un mejor inicio para un combate real a la inseguridad:
Uno. Reconocer la realidad. Como se sabe, un mal sólo puede empezar a combatirse cuando se reconoce con toda objetividad.
Dos. Otorgar los recursos necesarios. Hasta el momento ningún gobierno, de ningún partido, le ha otorgado a la seguridad los recursos que realmente se necesitan para generar resultados tangibles. Todos le siguen regateando recursos para destinarlos a obras de relumbrón, con fines electorales o donde se pueden hacer negocios.
Tres.Transparentar indicadores reales. Solamente se podrán conocer los resultados de las acciones cuando los indicadores sean públicos y no estén en manos de quienes tienen la responsabilidad de darnos seguridad, por que éstos tienden a manipularlos para justificarse.
Cuatro. Dejar de ver a la seguridad como un simple elemento electoral. Ningún partido puede decir que es mejor que otro en la materia, por lo tanto este tema debería tratarse como supraelectoral para generar políticas públicas de largo alcance.
Cinco. Dejar de improvisar con los mandos. Generar y respetar la formación de cuadros en materia de seguridad, privilegiar a los mandos de carrera y dejar de ver a las instituciones de seguridad y persecución del delito como cotos del poder político o áreas de experimentación es fundamental para recuperar la tranquilidad ciudadana.