juan-sanchez-fracturadoJulio César Hernández
No podía ser de otra manera. Prácticamente en la clandestinidad, alejado de los ciudadanos zapopanos -como fueron los tres años de su gobierno, también-, Juan Sánchez Aldana, por si nadie lo sabía, rindió su tercer y último informe de gobierno.
C0n las manos fracturadas -como su relación con los zapopanos- (foto), Sánchez Aldana rindió su informe con la presencia de apenas medio centenar de personas y la ausencia de los regidores del PRI. Solo ante los suyos, el munícipe dio cuenta de lo que para él fueron los logros de su administración, olvidándose, por supuesto, de la autocrítica y de reconocer todas las irregularidades efectuadas a lo largo de tres años de lametable gobierno.
Claro, recurrió a las frases desgastadas de quienes se resisten a admitir que fueron malos gobernantes y con sus palabras pretenden salvar lo poco que puede quedarles de honra. Al estilo de un “mea culpa”, Sánchez Aldana dijo:
“Con franqueza debo reconocer que hubo muchos momentos difíciles, muchas situaciones complejas, muchos retos para enfrentar y resolver. También soy sincero al reconocer que hubo errores, pero con absoluta sinceridad les digo que siempre actuamos en conciencia, buscando el mejor bien para todos”.
Creo que ni los ahí presentes le creyeron, pero como marcan los cánones de la diplomacia política, seguramente le aplaudieron por ese gesto de sinceridad como él mismo lo calificó. 
Y hay quien dice -con razón-: cuatro veces intentando ser alcalde -en la cuarta lo logró-… ¿para hacer todo este desorden en una administración municipal? Pues sí, así fue.
Y quizás como en pocas administraciones, la coincidencia sea de que lo bueno del gobierno de Juan Sánchez Aldana es que ya va a concluir.