Por Julio César Hernández

Tuvieron que pasar seis años y ocho meses para que Jorge Arana Arana -convocado por Francisco Morales Aceves para hablar ante la Asociación de Ex Legisladores-, abordara por primera vez lo ocurrido en aquella jornada electoral de noviembre del 2000, cuando perdió la elección por la gubernatura, frente a Francisco Ramírez Acuña.

Durante su alocución no dijo nada que no se supiera o conociera. No hubo novedades ni sorpresas. No lanzó culpas, aunque sí deslizó algunas responsabilidades o irresponsabilidades, pero que no fueron determinantes en el resultado, no obstante que dejó entrever la posibilidad de que pudo haber habido “una renegociación o un arreglo”, cuando la dirigencia del PRI -encabezada por Dulce María Sauri Riancho- desdeñó participar en la marcha postelectoral que priístas jaliscienses realizaron de la columna de la Independencia a la Secretaría de Gobernación, en la capital del país.

“Ahí me dí cuenta de que la posibilidad de que la elección se volviera a repetir -tras la anulación de la elección en Tabasco-, estaba muy lejana”, dijo.

Si bien no culpó a nadie de la derrota, sí denunció el desinterés de la dirigencia por su campaña y reveló que fue hasta 14 días antes de la elección -el 28 de octubre, en un evento en Tonalá-, cuando el CEN del PRI se dio cuenta de que podía ganar. Cuenta que Sauri Riancho le dijo ese día: “Oye, como que tú puedes ganar, como que tienes posibilidades de ganar”, y fue entonces cuando le preguntó qué es lo que necesitaban.

Deslizó la duda sobre la actuación de Enrique Ibarra Pedroza durante la etapa de la impugnación electoral, cuando recordó que el Tribunal Electoral refirió que lo que se impugnó por parte de su equipo jurídico estuvo a destiempo.

“… Y quien (Ibarra Pedroza) la encabezó (la impugnación) hoy está en otro partido. No sé si fue por descuido, por desconocimiento o sería ya algo tramado. Yo quiero pensar que fue un descuido”, dijo.

Y también recordó a quien fue su “escudero”, Quintín Vázquez García, quien hoy labora en la Secretaría de Promoción Económica.

“Después de tiempo, nos enteramos que muchos de los actores que no compartían lo de la impugnación, se fueron a la banqueta de enfrente. Uno de ellos es una gente que yo le brindé toda mi confianza de manera permanente, que es Quintín Vázquez y que, bueno, como siempre cuando se dan este tipo de situaciones, se van a donde vinieron: a la conveniencia y la deslealtad”.

Ante los asistentes, confesó: El amanecer del 13 de noviembre del 2000 es uno de los más amargos de mi vida; ha sido una experiencia imborrable, lo tengo en mi mente como si hubiera sido el día de ayer”.

Y luego reflexionó: “Lamentablemente los candidatos están llenos de aduladores, de gente que le dice lo que no es verdad.

A los candidatos los tienen en una burbuja, no les dicen la realidad. No hay peor error de un político que la soberbia y la confianza; no hay peor error para un político que no darse cuenta de la realidad”.

Esto lo dijo Jorge Arana, seis años y ocho meses después de su derrota.

Demasiado tarde.