La tragedia que vive el PRI Jalisco se reflejó nítidamente el viernes pasado en su Consejo Político Estatal…

Desolado panorama. Olvidado por quienes mucho les dio el PRI y mucho le deben al partido, y por quienes el propio partido les quedó mucho a deber.

El desinterés y el olvido en que estuvo durante los seis años de gobierno aristotelista se reflejaron clara y dramáticamente en el escenario visto en su explanada donde fue imposible reunir el quórum necesario para realizar su sesión de Consejo.

De 600 consejeros políticos tuvieron que conformarse con la presencia de sólo 123 de ellos -apenas el 23.2% del total-, y sesionar así en una segunda llamada. No daban para más.

Y a la penosa imagen se sumaron, en voz de su presidente Ramiro Hernández García, los tristes hechos que reflejan la tragedia priista y la razón por la que huyeron unos, renunciaron otros y se marginaron algunos más. Pero la realidad no la inventa nadie y los hechos son contundentes. Ramiro se encargó de recordárselos a los ahí presentes:

  1. De 125 municipios, únicamente ganaron 20 alcaldías.
  2. En ocho Ayuntamientos no tienen regiduría alguna.
  3. La votación obtenida en la elección de diputados -el 14%-, sólo les alcanzó para tener cuatro en el Congreso del Estado por la vía plurinominal.
  4. No ganaron ni un solo distrito electoral a nivel federal ni local.
  5. En la elección de gobernador, contra las cuentas alegres que hicieron en campaña, incluso engañando a sus propios militantes, únicamente obtuvieron 575 mil 744 votos -el 17%-, lo que los arrojó al tercer lugar.
  6. En la elección por la presidencia de la República estuvieron muy lejos de cumplirle la promesa a su candidato presidencial de aportarle más de un millón de votos, pues obtuvieron menos que a la gubernatura: 418 mil 488 sufragios.
  7. En esta elección, sólo fueron capaces de ganar en 184 casillas de las 9 mil 808 existentes.

Y frente a éste panorama, se sigue registrando la renuncia de militantes. Otros ya ni siquiera la anuncian o la presentan, simplemente se hacen a un lado y se van a otros partidos políticos o decepcionados deciden irse a su casa, sin dejo alguno de arrepentimiento; por el contrario, confiesan sentirse aliviados de dar un paso que debieron de haber dado antes, cuando los beneficios políticos eran solamente para “los amigos del gobernador”.

Trágica, sí, muy trágica la realidad del priismo jalisciense, pero parece que a nadie o a pocos les preocupa. Quizás porque les va bien administrando la derrota y así prefieren seguir, engañándose a sí mismos.

O, bien, porque desde las filas del PRI hacen labor de zapa para ir construyendo su propio partido, creyendo que su propio nombre y apellido les alcanza para eso.

Pobre PRI…