Junto con el gobernador panista de Guanajuato, Diego Sinhué Rodríguez, Enrique Alfaro Ramírez es el gobernador que forma parte de dos bloques de mandatarios estatales que han asumido posiciones antilópezobradorista: el de la Alianza Centro-Bajío-Occidente y el de la Alianza Noroeste-Pacífico, de quienes ya ha sido anfitrión en momentos en que su relación con el presidente Andrés Manuel se encuentra más que “fría”.

Al segundo bloque, que lo itegran los gobernadores de Colima, Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Michoacán, además de Jalisco, Alfaro los recibió en Tequila apenas hace dos semana, concretamente el viernes 05, cuando aquí en Guadalajara elementos ministeriales de la Fiscalía del Estado “levantaron” y desaparecieron a varios jóvenes estudiantes cuando se dirigían apenas a una manifestación afuera del inmueble de la Calle 14.

Extrañamente durante esa tarde y noche del viernes, nada se supo del paradero del gobernador, luego de la rueda de prensa que ofreció con sus invitados. No hay explicación alguna de su ausencia en momentos en que aquí en la capital se registraban desapariciones forzadas, como lo confirmó la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Del primer bloque. que integran los mandatarios de Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato, así como Jalisco, fue anfitrión ayer en Casa Jalisco.

En total son 14 gobernadores, de los cuales seis son de extracción panista, mientras que los demás son del PRI, del PRD y el independiente regiomontano.

En rueda de prensa, luego de que tres de sus invitados -el de San Luis Potosí no asistió porque tenía fiesta parroquial con la asunción de un nuevo Obispo, según anunciaron ahí-, explicaron varios de los temas abordados en su reunión a puerta cerrada en la residencia oficial de gobierno, y luego de insistir que no buscan controntación con el gobierno federal, Alfaro Ramírez aseguró que “no tenemos políticas ocultas”.

Apenas un día antes -lo referí en mi entrega de ayer-, le aseguró al periodista del Grupo Reforma, René Delgado, que “no tengo interés en la arena electoral ni en el 21 ni en el 24 (…). No tengo aspiraciones políticas, no tengo aspiraciones presidenciales ni interés a ser candidato a nada…”.

Sin embargo, sus hechos mismos no soportan sus palabras. Todos los gobernadores son políticos, y la aspiración de cualquier político, del color que sea, es escalar los peldaños y llegar a la cúspide del poder que es pelear y alcanzar la presidencia de la República. Y Enrique Alfaro es un político cien por ciento. Y como político que es, no podemos creerle todo lo que nos dice… como aquello de que no tiene más aspiraciones políticas.

Contra sus dichos, la inversión millonaria que ha hecho en medios de comunicación impresos y electrónicos de alcance nacional lo contradice. Alfaro es “cliente frecuente” de TV Fórmula, concretamente en el espacio de Ciro Gómez Leyva, y de Milenio Televisión, en especial con Azucena Uresti. Con ellos tiene asegurada, mínimo, una entrevista semanal para hablar de lo que sea, lo que contrasta con otros gobernadores del PAN, del PRI o de Morena que no tienen una cobertura similar, aún y cuando sus temas sean de mayor trascendencia que los del jalisciense.

Como bien me lo comentó un amigo ayer: Alfaro es un gobernador que ya no habla para la gente de Jalisco, sus temas son nacionales. Ya no habla con los medios de comunicación locales, a los jaliscienses prefiere hablarle a través de sus redes sociales como Twitter o Facebook para evitar ser cuestionado directamente.

Y, efectivamente, la visión de Enrique Alfaro ya no está en tierras jaliscienses sino en el escenario nacional. Sus hechos contradicen sus palabras. A los jaliscienses no sólo los dejó a su suerte el último día de mayo cuando les pidió que frente a la pandemia del Coronavirus se “rascaran con sus uñas” sino que ya lo había hecho muchos meses atrás cuando dejó ser de su interés resolver los graves problemas locales, como la aguda inseguridad pública, y se concentró en convertirse en la antípoda de López Obrador, sabedor de que no son pocos los interesados en “adoptarlo” como su abanderado para enfrentarse al presidente de la República.

¿Podría ser Enrique Alfaro el candidato común a la presidencia de la República de Movimiento Ciudadano y Acción Nacional? Claro que puede serlo. Y en una de esas hasta de lo que queda del Partido de la Revolución Democrática. El problema es que el 2024 aún está muy lejano y todo puede suceder, y. el que el PAN le apueste solamente a su figura es de alto riesgo. O tal vez sea como alguien lo anotó en Twitter: que las cúpulas panistas dejen que sea Alfaro el que se desgaste con su lucha contra el presidente, para sacar en su momento a su propio candidato en condiciones más favorables.

Habrá que estar, pues, atentos a esta “guerra” electoral a la que ya se le dio el “banderazo” con las marchas automovilísticas dominicales antiamlo, con la “aparición” de la ridícula “BOA”, con la formación de estos bloques de gobernadores de la oposición, con la advertencia presidencial de que les cuidarán las manos a los mandatarios estatales para que no desvíen recursos al próximo proceso electoral, con la propuesta del PAN a MC y PRD de ir en alianza al 2021 y con lo que hoy anunciarán Morena, el PT y el PVEM con miras al proceso electoral intermedio.

Con este ambiente electoral desatado, es ingenuo e inocente creerle al gobernador Enrique Alfaro de que “no tengo aspiraciones presidenciales ni interés de ser candidato a nada”.

Ya más adelante comentaremos las versiones que llegan sobre cómo se “cocina” esta candidatura naranja con visos de ser multicolor.

Al tiempo…