En los últimos días se han suscitado una serie de hechos que evidencian que, por lo menos, se ha enfriado la relación entre el gobernador Enrique Alfaro Ramírez y el Grupo Universidad con sus ramificaciones académicas, científicas y políticas.

Para utilizar términos ad hoc, puedo decir que han entrado a la fase de “sana distancia”.

Aquel trabajo que coordinadamente y de la mano realizaba el gobierno del Estado con los expertos y científicos de la Universidad de Guadalajara para enfrentar la pandemia del coronavirus en una ruta diferente a la marcada por el gobierno Federal a través del subsecretario Hugo López-Gatell, y que tanto presumía y del que se sentía orgulloso Alfaro Ramírez, se acabó.

En mi entrega del pasado lunes 15 –La Mesa de Salud ignorada; “habrá muchos muertos”: UdeG-, hice puntual referencia a las ocasiones en las que los expertos y científicos universitarios echaron para atrás las precipitadas decisiones del gobernador por querer reactivar la economía cuando las condiciones de salud no eran las recomendables para hacerlo.

Lo obligaron a recular dos veces, pero una tercera ya no. Alfaro Ramírez decidió por su cuenta reactivar la economía con la reapertura de negocios y servicios bajo la advertencia a la ciudadanía de que era su responsabilidad, y ya no del gobierno estatal, cuidarse y enfrentar al Covid-19.

Otra vez el rector Ricardo Villanueva Lomelí advirtió lo erróneo de esa decisión y advirtió que con esa medida “habrá muchos muertos”.

Al día siguiente, Alfaro Ramírez anunció que a partir de esa fecha se integraba -sin especificar cuánto se erogará en sus honorarios- un nuevo grupo de expertos en medicina de la Ciudad de México, encabezados por el ex priista José Narro Robles, ex secretario de Salud con Peña Nieto y ex rector de la UNAM, con lo que se relegaba al grupo de expertos y científicos de la UdeG.

Otras señales que advirtieron que la relación entre el gobernador Alfaro y el jefe del Grupo Universidad, Raúl Padilla López, comenzaba a ser distante fueron:

  1. La votación en contra de sus diputados Mara Robles y Enrique Velázquez a la deuda que por 6 mil 200 millones de pesos el Mandatario estatal les impuso a sus legisladores, so pretexto de que fue una presunta petición de los voraces empresarios que forman parte de la Comisión de Reactivación Económica.
  2. El dejarlos fuera de la repartición de espacios en el Consejo de la Judicatura -hasta el cierre de estas líneas se discutía en el pleno las designaciones-, para quedarse con dos el partido en el gobierno, Movimiento Ciudadado, y uno más para su comparsa el PAN, que ha sido una decepción como partido de oposición.
  3. La votación en contra del presidente de la Comisión de Seguridad y Justicia, Enrique Velázquez, para que dentro del cochinero realizado en la designación de estos consejeros, se aprobara a todos los aspirantes cuando la mayoría de ellos no alcanzaron el puntaje requerido en la convocatoria, en la que se encontraban quienes ya estaban “palomeados” para ser impuestos como parte de las “cuotas” partidistas de los “cuates”.
  4. El mensaje del rector general, Ricardo Villanueva Lomelí, ayer a través de sus redes sociales para anunciar que ante el crecimiento de contagios de coronavirus la universidad suspendía toda actividad durante los próximos 15 días, y en el que no dejó pasar la oportunidad de mandar un “mensaje” hasta Casa Jalisco al decir: “En la UdeG nunca vamos a abandonar a las y los jaliscienses”, en una clara referencia a los señalamientos y críticas que se le hicieron a Enrique Alfaro de que con su fase de “Responsabilidad Individual” dejaba a su suerte a la población para que se “rascara con sus uñas” en la lucha contra el Covid-19. Y dejar también testimonio de que mientras en el Gobierno del Estado se impulsaba la reapertura de negocios y servicios, en la máxima Casa de Estudios se privilegiaba el confinamiento tantas veces recomendado.

¿Qué tan profundo es este distanciamiento entre Enrique Alfaro y Raúl Padilla? ¿Es temporal en tanto aparezcan otros fines comunes que les obligue a reconciliarse otra vez o llegará a un nuevo rompimiento? ¿Qué interés común puede obligarlos a sentarse nuevamente en la misma mesa o negociar en los “sótanos del poder en Jalisco”?

Con los antecedentes ya conocidos, cuesta trabajo creer que este distanciamiento llegará a un rompimiento que se extienda más allá del proceso electoral del 2021, cuando al menos en teoría existe el acuerdo de ir juntos con sus respectivos partidos: Movimiento Ciudadano y Hagamos, próximo a obtener su registro.

Pero por el momento no hay garantía de nada y no queda otra que esperar… al tiempo.