Aquel seis de febrero pasado -hace casi un mes-, cuando los hoteleros de Jalisco escucharon el cierre del discurso que pronunció el gobernador Enrique Alfaro Ramírez en la ceremonia de cambio de su directiva, una seria preocupación los invadió al considerar que su evento quedaría relegado a segundo término en los medios de comunicación.

Seguramente muchos de ellos, principalmente los nuevos directivos, respiraron tranquilos al día siguiente cuando confirmaron que la noticia que difundió la prensa y prácticamente todos los medios electrónicos fue la petición de Alfaro Ramírez al presidente Andrés Manuel López Obrador para que no desapareciera los fines de semana largos, petición que le pidió al secretario de Turismo federal, Miguel Torruco, le hiciera llegar al Mandatario federal.

Pero, ¿qué fue lo que generó la preocupación y temor de los hoteleros jaliscienses? Un tema que ningún medio de comunicación presente en el evento reflejó en sus espacios al día siguiente: una nueva arremetida más del gobernador en contra de los medios de comunicación, días antes de que a través de un video creado ex profeso acusara al periódico El Informador de “chantajista”, calificativo que luego extendió a “todos” los demás medios, escritos y electrónicos.

Las palabras que ese día expresó Alfaro Ramírez y que prácticamente ningún medio difundió fueron:

“Es momento de que los hoteleros nos ayuden a mandar un mensaje hacia afuera, fuerte, particularmente a los medios de comunicación: a que dejen de hablar mal de nuestra ciudad, a que dejen de seguir vendiendo esa idea de tragedia por vender más periódicos o vender comerciales; a que sigamos en otro camino, a que los medios de comunicación que quieran seguir atacando a Jalisco y a la ciudad entiendan que no tienen ni el respaldo ni el respeto de los jaliscienses.

“Nuestro estado tiene muchos retos -prosiguió-; si, pero tenemos que parar esta dinámica de desacreditación y de generación de un miedo y una psicosis colectiva que en nada ayuda a fomentar la actividad económica.

“Nosotros no pedimos silencio cuando se hagan mal las cosas; pedimos que no se digan mentiras, que no se genera alarma, pedimos que dejen hablar mal de Jalisco. Este es un gran estado que va a levantar la cabeza y va a salir adelante a pesar de quienes no quieren que eso suceda…”.

  1. ¿Por qué ese afán del gobernador Enrique Alfaro no sólo de pelearse con los medios de comunicación sino de responsabilizarlos de todos los males de Jalisco? Últimamente no hay evento donde no arremeta contra los medios.
  2. ¿Por qué querer enfrentar a la sociedad con los medios de comunicación? Pidió a los hoteleros que le manden un mensaje a los medios para “que dejen de hablar mal de nuestra ciudad”.
  3. ¿Por qué quiere polarizar la relación sociedad-medios de comunicación? Lo dijo ante los hoteleros: “… que entiendan (los medios críticos) que no tienen el respaldo ni el respeto de los jaliscienses”.
  4. ¿De veras lo que publican los medios -generaliza- son mentiras como lo aseveró ante los croquistas y los hoteleros? ¿Coincidirán con él los lectores, radioescuchas o televidentes de estos medios?
  5. ¿De veras los medios de comunicación de Jalisco “hablan mal de nuestra ciudad” y “de Jalisco”?
  6. ¿De veras los medios de comunicación en Jalisco tienen como objetivo “seguir atacando a Jalisco”? ¿Reportar lo que sucede en el estado, los hechos tangibles, es atacar a Jalisco? ¿Piensan lo mismo sus lectores, radioescuchas y televidentes?
  7. ¿De veras los medios de comunicación en Jalisco están en la “dinámica de desacreditación”, de “generar miedo” y “una psicosis colectiva”?

Tiene razón Enrique Alfaro cuando ante los croquistas dijo: “Los medios tienen su lógica y lo que yo voy a hacer es siempre contestarles (…); ellos tienen derecho a decir lo que consideren (…), yo tengo derecho a contestarles…”, pero, ¿en esta respuesta a los medios considera correcto y oportuno tratar de poner a la sociedad en contra de ellos? ¿Acaso lo ha logrado? ¿Han disminuido los lectores de los diarios, los radioescuchas y televidentes de los noticiarios de radio y televisión, porque coinciden con la visión del gobernador y, por tanto, de esa manera castigan a dichos medios? ¿Es el enfrentamiento público del gobernador con los medios de comunicación la solución a los problemas agudos de Jalisco, como la grave inseguridad pública, los feminicidios, las desapariciones, las innumerables fosas, los incontables ejecutados, los homicidios por doquier, los problemas en el sector salud o la corrupción, entre otros? ¿Hasta qué grado los medios son responsables de un gabinete que no da resultados?

¿O hasta qué grado el enojo y la irritación del gobernador Alfaro Ramírez contra los medios de comunicación tienen que ver con su cada vez más baja popularidad, como lo demuestran las encuestas que aplican firmas locales y nacionales? ¿O por qué considera que los medios de comunicación tienen que ver la realidad del estado como él la observa desde Casa Jalisco o Palacio de Gobierno, cuando aquellos lo que reflejan es el sentir de la sociedad, esa sociedad que confió en Enrique Alfaro y a quien muy pronto, al parecer, le perdió la confianza?

No, los medios de comunicación no son responsables de los males de Jalisco, por más que así lo quiera hacer creer el gobernador del Estado. Afortunadamente, parafraseando a López Obrador, el pueblo es sabio, y la confianza a un gobernante se la da y se la quita en las urnas. Y los medios de comunicación sólo reportan lo que en las urnas el pueblo manifiesta.

Y si no… al tiempo.