En junio del 2020, cuando la relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador estaba álgida tras el asesinato del joven Giovanni, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez le confió al periodista René Delgado lo siguiente:

“No tengo ningún interés en la arena electoral, ni en este proceso del 21 ni en el proceso del 24 (…); no tengo aspiraciones políticas, quiero gobernar bien Jalisco…”.

“-¿Me estás diciendo que renuncias desde ahora a la candidatura presidencial 2024?”-, le preguntó Delgado, a lo que Alfaro respondió: “Lo dije desde hace mucho tiempo: yo no tengo aspiraciones presidenciales; tengo la convicción de que Jalisco va a aportar mucho en la discusión del futuro del país. Ahí quiero estar, en esta primera línea, pero no tengo ningún ánimo ni ningún interés de ser candidato ¡a nada! Esa ruta de mi vida ya se terminó (…). Pero por supuesto que yo quiero ser un factor importante desde mi estado, desde mi responsabilidad como gobernador, para que México tome otro rumbo…”.

Posteriormente, en una entrevista con Carlos Loret de Mola en el patio del Instituto Cultural Cabañas en diciembre del 2020, aseguró que no aspiraba a un nuevo cargo de elección popular, ni a la presidencia ni al Senado. “Mi proyecto está en otra ruta. Quiero dedicare al tema del futbol, me encantaría tener esa opción en mi vida. A lo mejor entrenador de futbol, me encantaría ser entrenador…”.

Pero entrado un año nuevo, en el 2021, la postura sobre su futuro político se modificó. En junio de ese año, Alfaro le declaró al Grupo Reforma: “Si Dios me da vida y salud, en el 2024 yo voy a estar en la primera línea de batalla para evitar que este proyecto de país que nos está llevando a un barranco, continúe (…). No tengo ni sueños guajiros ni aspiraciones de ningún tipo…; lo que tengo es un claro sentido de mi responsabilidad…”.

Un mes después, en julio, otra entrevista con Loret de Mola, a quien sobre el mismo tema ahora le declaró: “Me parece que los destapes son una idea del pasado. Yo creo que los gobernantes queremos resultados, Aquellos que sepamos ganarnos la confianza de la gente de poder resolver los problemas que enfrentamos, podemos seguir teniendo aspiraciones hacia el futuro…”.

Y apenas el fin de semana pasado, como anfitrión de los antilopezobradoristas Carlos Alarazky y Beatriz Pagés en Casa Jalisco, abordó el tema a pregunta expresa de la periodista y ex diputada:

“Aspiro a ser factor en la construcción de una alternativa para este país y estoy preparado para jugar el rol que me toque jugar (…). No se puede construir un proyecto para transformar un país a partir de ambiciones personales. Yo sé que tendré, si tengo vida y salud, un papel qué jugar. Estoy listo para hacerlo con el mejor de mis esfuerzos y el mejor de mis empeños (…). Creo que le ha costado en muchos momentos al país el anteponer los proyectos personales a un proyecto colectivo (…). Aspiro a ser parte de la construcción de una alternativa nacional; sí, haré mi mejor esfuerzo y estaré listo para lo que me toque hacer…”.

¿Qué papel quiere jugar Enrique Alfaro o qué papel cree que jugará para el 2024, cuando su posición en las encuestas de aprobación se mueve entre los lugares 25 y 27 de los 32 gobernadores del país? ¿Qué papel piensa que puede jugar cuando de entre todos los gobernadores es, quizás, el principal adversario político que tiene registrado el presidente López Obrador, quien no sólo no lo recibe -como se quejó en la reciente rueda de prensa- sino ni siquiera una llamada telefónica le toma? ¿Qué papel considera que puede jugar si prácticamente se ha quedado sólo, luego de que sus correligionarios de la fracasada Alianza Federalista regresaron al redil de la Conago? ¿Qué papel espera jugar cuando dentro del partido político que lo postuló -y al que negó cuando ganó la gubernatura-, su “estrella” se ha apagado, mantiene una mala relación con Dante Delgado y tiene enfrente a dos adversarios mejor posicionados como el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio? ¿Qué papel cree que puede jugar cuando su grupo político en Jalisco se ha derrumbado y los espacios en Movimiento Ciudadano son ocupados por el senador Ricardo Monreal y su grupo?

El gobernador Enrique Alfaro debe preguntarse más bien qué papel puede jugar o está destinado a jugar dentro de Movimiento Ciudadano, antes de pensar en el papel que jugará en el plano nacional, porque todo indica que ya no es el “consentido” de Dante, quien ha decidido ampliar sus fichas y no quedar como “rehén” del alfarismo del que se habría beneficiado para no perder el registro como partido político.

Dante sabe que Movimiento Ciudadano y Alfaro se han desgastado bastante en Jalisco, que hoy los jaliscienses se sienten defraudados y que ya no son garantía de triunfo, de ahí que ahora busca nuevas fichas con qué respaldar su proyecto político, así sea ir a “pepenar” incluso a Morena, el partido del presidente López Obrador.

Alfaro le dijo a Alazraky y a Pagés que “no se puede construir un proyecto para transformar el país a partir de ambiciones personales”, pero en los hechos eso fue lo que hizo y ha sido su gran fracaso: Quiso construir un proyecto para refundar Jalisco a partir de sus ambiciones personales, y hoy paga ese costo: un gobierno reprobado por sus gobernantes y dejado “al garete” por el gobierno federal.

Les dijo a Beatriz y a Carlos que “le ha costado en muchos momentos al país el anteponer los proyectos personales a un proyecto colectivo”, pero eso es lo que precisamente él ha hecho desde que llegó a Casa Jalisco, pues hoy los jaliscienses pagan el costo de la “guerra” que Alfaro le declaró al presidente López Obrador desde que era gobernador electo, con tal de construirse una figura de alcance nacional en lo que también fracasó.

Creo que ante todo este escenario, que se prevé seguirá siendo desfavorable para sus ambiciones y futuro políticos, la pregunta que debemos hacernos en torno al gobernador Enrique Alfaro es: ¿Qué papel le dejará jugar Dante Delgado en Movimiento Ciudadano?

Al tiempo…