La relación entre el Grupo Universidad y el gobernador Enrique Alfaro Ramírez ha sido una historia de encuentros y desencuentros, de amores y desamores, de coincidencias y diferencias, de unión y rompimiento, de lealtades y traiciones, y en el romance que sostienen a partir de la campaña para las elecciones del 2018 a la fecha, en tiempos del Coronavirus, no tiene por qué haber excepción.

Además de los interesantes apuntes que la diputada del partido Movimiento Ciudadano, pero integrante del Grupo Universidad, Mara Robles Villaseñor, nos dio durante su intervención en tribuna el viernes pasado en el debate sobre el nuevo endeudamiento y a los que referí en la entrega pasada, ahí mismo deslizó lo que no puede entenderse de otra manera como una nueva traición del alfarismo.

Luego de advertirle a sus compañeros diputados sobre la presunta violación al artículo 48 de la Ley de Presupuesto por haber eliminado, “de manera incorrecta”, del presupuesto inicial para este año 572 millones de pesos, entre ellos 200 millones ya etiquetados para infraestructura en Educación Media Superior de la UdeG y otros 120 millones que iban destinados a infraestructura universitaria, Robles Villaseñor lanzó indirectamente la acusación de una nueva traición. Dijo:

“Me niego a creer que en este momento se quiera castigar a la Universidad de Guadalajara… ¡¿a la Universidad de Guadalajara?!…”.

Y luego vino la recriminación:

“¿La que presentó el modelo predictivo para detener el Coronavirus en nuestra ciudad? ¿La que puso a sus epidemiólogos, a sus médicos, a sus trabajadoras sociales, a sus enfermeros a hacer pruebas arriesgando su salud? ¿La que no solamente tiene sus conocimientos científicos sino la experiencia política para irse a poner a las órdenes del gobierno y decir: queremos ayudar? ¿A la Universidad de Guadalajara que, en efecto, no es Harvard, no es Oxford, no es Cambridge?; probablemente nosotros no estamos en nuestros laboratorios tratando de desarrollar la vacuna, pero nosotros sí estamos dispuestos a ensuciarnos las manos y poner un laboratorio en nuestras instalaciones para que la gente vaya y tenga pruebas gratuitas, y no solamente los que pueden pagar 4 mil pesos por una prueba, lo hagan.

“Nosotros que fuimos capaces de montar en cada preparatoria, en cada Centro Universitario, centros de acopio para tener despensas para toda la población… ¡No, no lo creo! No creo que se esté queriendo castigar a la Universidad de Guadalajara…”.

Y luego vino el exhorto que cayó al vacío:

“Llamo a este Parlamento a enmendar ese error. No se le puede quitar dinero a la infraestructura educativa, a la Universidad de Guadalajara (…). No hay argumento posible racional que sostenga un despropósito de esa manera. Hago un llamado a que categóricamente se retire el recorte que se le ha pedido a esta iniciativa perpetrar en contra de todos los proyectos que tienen que ver con educación, con cultura, con servicio médico, con indígenas y con la Universidad de Guadalajara”.

En síntesis, la diputada emecista Mara Robles le recrimina al alfarismo: Te ayudamos y te apoyamos en las acciones en contra del Coronavirus para que te “levantaras el cuello”, para que mejorara tu imagen, para que se incrementara tu aprobación en las encuestas, ¿y así nos pagas?

¿O como entenderlo cuando a lo largo de la emergencia la Universidad de Guadalajara no registra ganancias y sí muchas pérdidas, como puntualmente me lo enumeró un agudo conocedor de la realidad política en el estado?

Y los hechos ahí están: no hubo ingreso de todos los negocios que giran en torno a las preparatorias y demás escuelas y facultades como fotocopias, tienditas, papelerías. Padeció la cancelación de eventos y conciertos, y por tanto tampoco recibió ingresos, en el Auditorio Telmex, en el Teatro Diana y en la Calle 2; se suspendió el torneo de futbol de la Primera A, y luego la estocada de la Liga MX de suspender el ascenso, con lo que se le quita cualquier atractivo para asistir al estadio. Se cancela el Festival de Cine aquí y en Los Ángeles…

Y después de todo esto: la “estocada” de quitarle los recursos que ya se le había asignado en el presupuesto estatal para este 2020, con la promesa de que le será devuelto… cuando llegue el dinero del nuevo endeudamiento.

El desplegado que ayer publicó el Consejo de Ex Rectores de la Universidad de Guadalajara habla de cómo el gobernador Alfaro Ramírez ignora a la que ha sido su aliada en la batalla contra el Covid-19, de cómo luego de utilizarla decide castigarla e ignorarla.

Preguntamos: ¿Qué ganó o que ha ganado, pues, la Universidad de Guadalajara a lo largo de esta emergencia sanitaria? ¿Tendrán que conformarse con los espacios que les toque en el Poder Judicial? ¿Tendrán que seguir peleándose por conseguir espacios en el Instituto de Transparencia? ¿Tendrán que seguir presionando a través de desplegados para ver si logran echar atrás lo que reclamó en tribuna la diputada Mara Robles, pero que a oídos sordos aprobaron los diputados?

¿Estamos realmente ante un nuevo rompimiento de relaciones entre el Grupo Universidad y Enrique Alfaro o solamente son otra vez diferencias que pronto dirimirán en lo oscurito?

Al tiempo…