Aquel discurso de 14 minutos que Enrique Alfaro Ramírez emitió el mediodía del jueves 22 de noviembre de 2018 desde la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres como gobernador electo en contra del gobierno federal y del entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ha tenido un alto costo para Jalisco y los jaliscienses a lo largo de estos dos años y medio de gobierno, costo que se incrementó cuando decidió integrarse al grupo de gobernadores rebeldes que renunció a la Conago y creó su propia asociación denominada Alianza Federalista.

Lo he referido y reiterado en numerosas entregas aquí en Marcatextos. Y la terca realidad se empeña en darnos la razón en cada encuentro que Alfaro Ramírez sostiene con López Obrador, ya sea aquí en Jalisco o en Palacio Nacional.

Desde aquella fecha previa a que ambos asumieran sus cargos -en 2018-, el gobernador jalisciense ya reclamaba recursos y apoyos -y el presidente prometía hacerlo- para cinco problemas prioritarios pendientes a resolver con los que llegaba al cargo: 1. Abastecimiento de agua para la zona metropolitana; 2. Saneamiento del río Santiago; 3. Carretera a Puerto Vallarta; 4. Seguridad pública; y 5. La construcción de la Línea 4 del Tren Ligero.

Han transcurrido dos años y medio y es fecha que dicho apoyo no llega y, por tanto, las promesas no se han cumplido. Es el mismo tiempo que el gobernador Alfaro Ramírez entra a Palacio Nacional y sale, una y otra vez, con las manos vacías pero con muchas promesas de que “ahora sí” el apoyo llegará. Es el tiempo en que sus peticiones, sus reclamos, sus exigencias no son escuchadas por el gobierno federal, donde, como él mismo lo ha denunciado, los secretarios y demás funcionarios del gabinete lópezobradorista no le responden ni le toman la llamada.

Ayer nada menos se quejó de que no ha recibido respuesta del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell al que alguna vez llamó “traidor a la Patria”-, a su petición de tener injerencia en toma de decisiones sobre la vacunación contra el Covid y la necesidad de redireccionar esta vacunación a zonas de mayor riesgo. Dijo que López-Gatell “es de veras un absoluto irresponsable” -calificativo que no se incluyó en el boletín de prensa emitido-. ¿Será que López-Gatell se manda solo y no le responde al Gobernador de Jalisco por decisión propia o porque así se lo indicaron?

Bueno, pues ayer nuevamente el gobernador Enrique Alfaro acudió a Palacio Nacional y salió como lo hizo hace 15 días y como salió ocho días antes: con las manos vacías, pero con muchas promesas y buenas intenciones. Claro, como en las dos recientes ocasiones anteriores, hizo declaraciones optimistas ante los reporteros, le echó sus consabidas “flores” al presidente López Obrador, pero la realidad es que volvió a salir sin nada en concreto para la solución ni de los cinco principales problemas que enfrenta desde hace dos años y medio y mucho menos para los nuevos que se han generado.

En el gobierno Federal le han hecho el vacío… para desgracia de Jalisco que -reitero- es el que “paga los platos rotos”.

Y es que, además, el futuro de nuestro estado y de su gobernador quedó sellado aquella mañana del 17 de diciembre del 2020 cuando el presidente López Obrador declaró que los integrantes de la Alianza Federalista, entre ellos Enrique Alfaro Ramírez, eran “los gobernadores que están contra nosotros”. Ubicado el gobernador de Jalisco en esta lista de enemigo del presidente, ¿podemos esperar que el gobierno federal y López Obrador, en concreto, atenderán las peticiones, solicitudes, reclamos y exigencias del Mandatario jalisciense? ¿Es posible esperar el apoyo de quien tiene los recursos para darlo, cuando has decidido colocarte en la fila de enemigos del presidente de la República?

Esa es la realidad en la que está colocado el gobernador Enrique Alfaro.

Hoy en su rueda de prensa podrá repetir lo que dijo ayer: que fue una reunión muy positiva, que se avanza en los acuerdos, que el presidente es un “tipazo” y que mostró su mejor cara para ayudar y apoyar a Jalisco, que siguen en estudio los proyectos, que se están haciendo las cuentas para ver el costo, y muchas cosas más que lo único que reflejan en realidad es que todo vuelven a ser meras promesas presidenciales, pero sin concretar nada.

Jalisco sigue pagando el costo del enfrentamiento de su gobernador en contra del presidente; y el presidente sigue demostrando que se mantiene fiel a su pensamiento: “perdono, pero no olvido”.