¿Quién le aconsejó al gobernador Enrique Alfaro Ramírez que sumaría adeptos si ordenaba al dirigente del partido Movimiento Ciudadano -al que no pertenece, pero que controla férreamente-, Manuel Romo Parra, que convocara a sus correligionarios a una marcha manifestación en contra de Raúl Padilla López nada menos que a las afueras de la Expo Guadalajara y durante la inauguración de la edición número 36 de la Feria Internacional del Libro, cuando los reflectores nacionales e internacionales estaban apostados en este magno evento; además, que instruyera a los integrantes de su gabinete que obligaran a sus empleados a asistir so pena de ser sancionados de alguna manera?

Por eso en mi entrega de ayer la denomine una marcha-“ficción”, porque de acuerdo a la información previa que estuvo circulando en redes sociales y en diversos chats, audios incluidos, muchos de los asistentes fueron obligados a acudir a esta marcha. Incluso, si observamos la mayoría de los videos compartidos en redes sociales, sólo los que encabezaban la marcha, Romo Parra y los legisladores emecistas que acudieron, lanzaban gritos en contra del presidente de la FIL, pero quienes venían o estaban detrás de ellos marchaban como si lo hicieran en un desfile del 20 de noviembre o del Día del Trabajo de cualquier año: con fastidio y sin aliciente alguno.

¿En qué mesa se acordó que era una excelente idea y una estrategia con éxito asegurado que nada menos desde el Palacio de Gobierno se alentara una marcha en contra de la Feria Internacional del Libro y de su presidente Padilla López, y que los más indicados para organizarla y encabezarla fueran el dirigente del partido en el gobierno, integrantes del gabinete del Ejecutivo y legisladores locales y federales? ¿Quiénes estuvieron alrededor de esa mesa?

Quienes conocen el origen del Grupo Compacto de Movimiento Ciudadano, aseguran que si en la mesa en la que se planteó dicha manifestación en contra de la FIL y Raúl Padilla hubiesen estado, además de Alfaro Ramírez, únicamente Enrique Ibarra Pedroza, Clemente Castañeda, Ismael del Toro -hoy ausente-, Alberto Uribe -hoy en Morena- y Hugo Luna, inmediatamente dicha descabellada idea hubiese sido rechazada. En ese grupo había inteligencia, hoy parece que está ausente.

¿Será por eso que no asistieron a dicha marcha “ficción” el secretario general Ibarra Pedroza, el senador Castañeda Hoeflich y el jefe de Gabinete, Luna Vázquez?

¿Qué balance se hizo en la mesa de Palacio de Gobierno y de la casona de MC sobre las repercusiones de dicha marcha “ficción”? Basta ver y leer los medios de comunicación de ayer. ¿A qué conclusiones llegaron sobre las repercusiones que tuvieron los gritos delirantes que los dirigentes emecistas emitieron sobre las avenidas Mariano Otero y Las Rosas -incluida la mentada de madre del diputado Quirino Velázquez a quien lo grababa- frente a los discursos cuidadosamente elaborados y expresados con tiro de precisión del presidente de la FIL, Padilla López, y del rector general, Ricardo Villanueva?

Coincido: Si la decisión de organizar dicha manifestación hubiese estado únicamente en manos del original Grupo Compacto para decidir si la hacían o no, se habría rechazado llevarla a cabo. Ahí había inteligencia, pero hoy parece existir solamente bilis e hígado.

Pero una pregunta: ¿Será, acaso, que el gobernador Enrique Alfaro no puso sobre la mesa para su análisis y discusión la conveniencia de realizar o no lo que resultó ser una marcha “ficción”, y únicamente dio la orden de que se llevara a cabo, lo que fue atendido sin “chistar” por sus dóciles y sumisos colaboradores?

Otra: ¿No hubo una voz sensata y pensante que lo convenciera de que eso era un error garrafal que le traería altos costos políticos?

En ambos casos la respuesta, al parecer, es: No.