¿Qué ganó el gobernador Enrique Alfaro Ramírez con la contramarcha “ficción” -muchos de los participantes fueron obligados a asistir- que encabezó el dirigente estatal de su partido Movimiento Ciudadano, Manuel Romo Parra, y en el que participaron tres secretarios de su gabinete -Diego Monraz, Alberto Esquer y Juan Carlos Flores-, y algunos diputados locales encabezados por su coordinador Gerardo Quirino Velázquez, si no fue exhibirse ante la comunidad cultural e internacional que seguramente recuerda cómo en 2019 y en 2020, concretamente, alababa la FIL y defendía a su presidente, Raúl Padilla López, de los arrebatos del gobierno de la 4T?

Alfaro Ramírez y su gobierno, así como Romo Parra, Monraz, Esquer, Flores Miramontes y Quirino Velázquez, pasarán a la historia como los boicoteadores de la FIL cuando gobernaban Jalisco, no como quienes “desenmascararon” a Raúl Padilla López. Y es que ¿qué credibilidad pueden tener todos ellos ahora cuando seguramente esa comunidad cultural nacional e internacional sabrá ya que Movimiento Ciudadano -encabezados por el ahora gobernador- y el Grupo Universidad -bajo la batuta del ex rector-, fueron aliados en las elecciones que llevaron a Alfaro a la alcaldía de Tlajomulco y a la gubernatura? ¿Quién les va a creer lo que ahora dicen cuando el gobernador Alfaro participó en la ceremonia inaugural, junto con Raúl Padilla, de las ediciones 33 y 34 y como su representante acudió el secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra Pedroza, a la edición 35? ¿Cómo creerles cuando el discurso de Alfaro en las inauguraciones de la FIL de 2019 y 2020, fue totalmente contrario a lo que hoy sostiene?

Quizás por eso en esta edición 36 de la Feria Internacional del Libro nadie los va a extrañar, como no los extrañaron ayer en la ceremonia inaugural. Y no los extrañarán en las siguientes a las que seguramente tampoco acudirán mientras el presidente de la FIL siga siendo Padilla López. Auguro que por congruencia -que es lo que menos tienen-, así lo harán: no pondrán un pie en ninguna FIL organizada por su ex aliado. Y si lo hacen, entonces tendrán que aguantar la vergüenza -¿tienen?- de ser exhibidos en las redes sociales y los medios de comunicación.

Ya lo dijo ayer el rector general Ricardo Villanueva Lomelí:

“Aquí ya están los escritores y las editoriales; ya llegó Sharjah, estamos las y los lectores. Aquí estamos todos los que le tenemos un gran cariño y lealtad a esta Feria; por lo tanto, por lo que veo yo, aquí no hace falta nadie…”.

¿Qué palabras pueden tener mayor credibilidad entre los que ayer asistieron y los que asistirán a la Feria Internacional del Libro a lo largo de estos días? ¿Las que se gritaron afuera del recinto de la Expo Guadalajara o las que se expresaron en el salón de la FIL? Indudablemente que quienes recorren y recorrerán los pasillos que albergan a las editoriales participantes, con su sola presencia estarán avalando las palabras de Villanueva Lomelí y de Padilla López.

Villanueva dijo: “La FIL es más grande que los delirios de grandeza de cualquier indivduo; la FIL es mucho más grande que cualquier gobernador que utiliza el poder público para intentar mancharla; nadie puede someter ni boicotear a la Universidad de Guadalajara; nadie puede someter ni boicotear a la Feria Internacional del Libro, porque la FIL inició como un patrimonio de los jaliscienses, pero ahora ya es un patrimonio de toda la humanidad. Por eso, cuando el poder amenaza a la FIL, a la FIL la defendemos todos…”.

Padilla expresó: “Lamentamos mucho que (la FIL) coincida con una deriva autoritaria del gobierno de nuestro estado que está llevando su intolerancia a la libertad de expresión, de crítica y de manifestación a niveles sin precedentes. Los libros, la prensa y las universidades, suelen ser incómodos para el poder (…). La autonomía universitaria, la libertad de imprenta y la libertad de expresión, no son dádivas de gobernantes benévolos (…). Resulta paradójico que quienes arribaron al poder valiéndose de estos derechos y exigiéndolos, sean ahora quienes las ataquen y busquen impedir su ejercicio…

“En los libros, los periódicos y las universidades, van a continuar surgiendo voces que muestren los errores, omisiones e incompetencias de los gobiernos en turno; que documenten el fracaso de sus decisiones y los costos de sus políticas; que denuncien el dinero malversado y derrochado en publicidad (…). Decirles a los que detentan el poder que no se engañen: sus ropajes no existen, en realidad van desnudos.

“Vendrán y seguirán gobiernos con promesas de refundación, sus amagos y pobres resultados, pero ellas, las universidades, seguirán ahí. En una democracia, el poder no toma las calles, propone y da razones (…). Su tarea es proteger las libertades, no socavarlas; robustecer la democracia, no convertirla en simulacro”.

Sin duda, pues, el gobierno del Estado y su partido Movimiento Ciudadano erraron el camino, porque la marcha “ficción” no les sumó simpatizantes, al contrario.