Cuando Luis Donaldo Colosio Murrieta fue asesinado en 1994 en Lomas Taurinas, tras concluir un concurrido mitin de su campaña por la presidencia de la República, su hijo del mismo nombre tenía ocho años y estudiaba la primaria. Ayer, al cumplirse 28 años de este trágico hecho que para muchos cambió el rumbo político del país, el hoy joven Luis Donaldo, con 36 años de edad, es presidente municipal de Monterrey, luego de arrancar su carrera política tres años antes como diputado local en Nuevo León.

Hoy Colosio Riojas no solamente es presidente municipal de Monterrey sino que encabeza las preferencias para ser el candidato del partido Movimiento Ciudadano a la presidencia de la República, por arriba de sus correligionarios gobernadores Samuel García Sepúlveda y Enrique Alfaro Ramírez con más años de experiencia en la política tras su paso por el PRI, el PRD y ahora Movimiento Ciudadano.

Pero, además, se coloca como un serio competidor frente a los prospectos de otros partidos, como Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, de Morena, o de Ricardo Anaya del PAN o de una alianza con el PRI y el PRD. Su juventud -en julio cumple 37 años-, pero particularmente su corta experiencia política que no pasa del territorio regiomontano como legislador y ahora como munícipe, genera cuestionamientos y críticas ante la posibilidad de que Movimiento Ciudadano, en un arranque de pragmatismo tan común en este partido, lo lance como candidato presidencial con todos los riesgos que ello representa para él mismo como principiante en la política, pues una derrota en esta contienda sería tanto como “sepultar” su muy joven carrera en el terreno político.

Indudablemente que ante su corta carrera política, el colocarse en tan envidiable posición en las encuestas electorales es gracias a que lleva el nombre y apellido de su padre.

Sin haber ganado la elección en 1994 al frustrarse su candidatura con su asesinato, y tras una candidatura tormentosa, complicada y polémica, el sentimiento popular es que Colosio Murrieta hubiese sido un gran presidente de la República, quizás el mejor como no lo hubo en muchos años. Pero esa creencia quedó sólo en eso: en el sentimiento social de los mexicanos, incluso hasta de quienes no militaban ni simpatizaban con el PRI.

Aquel sentimiento social ahora parece replicarse en la persona de su hijo, Colosio Riojas, por el simple hecho de llevar los nombres y apellido de su padre. Y ahí está, para muchos, la explicación del porqué la privilegiada posición en las encuestas cuando no cuenta con una sólida carrera política ni experiencia en ella, y mucho menos se conoce de él como persona y político más allá de Nuevo León.

Cuando se cumplan 29 años de la muerte del sonorense, el año próximo, el país estará inmerso en un intenso ambiente preelectoral en el que muchas candidaturas, particularmente las presidenciales, se estarán definiendo o algunas estarán definidas. Y sin duda que en la marquesina política podría aparecer el nombre de Luis Donaldo Colosio Riojas. Sin embargo, dependerá de él tomar el riesgo de apostarle o no a una candidatura para un cargo de enorme responsabilidad para el que aún no está preparado. Sólo él es dueño de su destino, y sólo él sabrá qué decisión tomar.

Para cuando se cumplan 30 años del asesinato de Colosio, en el 2024, estaremos en el apogeo de las campañas electorales con candidatos presidenciales ya definidos. Y nos preguntamos: ¿Estará entre ellos el hoy presidente municipal de Monterrey? ¿Se apostará porque el apellido Colosio juegue en la carrera presidencial, en un aniversario luctuoso a tres meses de los comicios, en caso de que el joven Luis Donaldo caiga en la tentación de aceptar una candidatura para la que nadie, ni él mismo, sabe si está preparado para asumir?

Podemos decir que aún falta mucho para conocer el desenlace de esta historia, pero el tiempo pasa rápido, y en política el tiempo simplemente es imperceptible.

Al tiempo…