Bien dicen que la historia la escriben los ganadores, que ellos crean a sus propios héroes y hasta designan aquellos lugares que declaran simbólicos en su lucha, batalla o guerra, según la dimensión que quieran darle a la competencia en la que contendieron.

Este es el caso del grupo gobernante de Movimiento Ciudadano que decidió -y así lo han “comprado” propios y extraños- que el municipio de Tlajomulco sea conocido como “cuna” del movimiento naranja o del alfarismo. El propio Mandatario estatal declaró en enero del 2018 que “aquí nació todo”, frase que acompañó con una fotografía donde aparece en un camellón, frente a un muro de ladrillo donde sobresale una placa con el que fue el logotipo de su gobierno y la leyenda “Prueba 1 Un gobierno a prueba”.

Y es ahí en Tlajomulco a donde han sido convocados a reunirse mañana sábado alfaristas y emeceuístas, que no son lo mismo, -encabezados por Alfaro Ramírez- para lo que dicen han denominado “10 años en Movimiento. Construyendo juntos, trascendiendo en el tiempo”. Sin embargo, el municipio que hoy gobierna por segunda ocasión Salvador Zamora Zamora está lejos de ser territorio protagonista de una historia que realmente comenzó el 15 de marzo del 2012, cuando Enrique Alfaro rindió protesta en Guadalajara, impulsado por la agrupación política Alianza Ciudadana -que entonces presidía Esteban Garaiz-, como candidato a gobernador de la coalición Movimiento Ciudadano (MC), Partido del Trabajo (PT) y de la entonces asociación civil Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Cuando Alfaro ganó la presidencia municipal de Tlajomulco, en 2009, lo hizo como candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del PT. En ese entonces aún no existía Movimiento Ciudadano sino que se llamaba Convergencia, partido que no participó en esa coalición. Alfaro fue alcalde del uno de enero de 2010 al 31 de diciembre de 2011, cuando solicitó licencia para catapultado por Alianza Ciudadana comenzar a construir una candidatura al gobierno del Estado en 2012, aún sin tener definido con qué partidos irían en alianza.

Fue a principios de 2012 cuando el entonces secretario general del ya denominado Movimiento Ciudadano -en junio de 2011 cambió de nombre-, Felipe Flores Gómez, lo invitó a las filas de MC, cuya dirigencia estatal, encabezada por Julio Nelson García, lo reunió el 24 de febrero de ese año con el entonces dirigente nacional Dante Delgado Rannauro, según recordó el propio Alfaro en el encuentro de diputados locales emeceístas del país celebrado aquí en Guadalajara el 26 y 27 de febrero pasado. Ahí confesó que dos días antes -el día 24- de hace diez años había sostenido su primera plática con Dante, “precisamente en casa de Andrés Manuel”, recordó.

Previamente el 19 de enero, sin tener aún candidato oficial, se acordó la coalición entre el PRD, el PT, MC y Alianza Ciudadana, pero un día después se oficializó la candidatura de Alfaro, a propuesta de Alianza Ciudadana, tras ser el mejor evaluado en las encuestas, y luego de que éste rechazó la invitación del PRI a ser su candidato al Senado. “Decidí declinar la oferta porque no tengo coincidencias con ese proyecto; no ando buscando chamba ni hueso”, argumentó entonces.

Posteriormente, el 10 de marzo del 2012 Alfaro renunció a su militancia dentro del PRD y cinco días después rendía protesta como candidato de la coalición a la gubernatura, ya con Morena integrado en ella. Sin embargo, tras fuertes declaraciones y críticas de Alfaro en contra de la dirigencia perredista, que entonces encabezaba Antonio Magallanes primero y Roberto López después, el PRD se retiró de dicha coalición y pese a que se hicieron esfuerzos porque nuevamente se sumara, nada se concretó y el candidato perredista fue Raúl Vargas López.

Lo sucedido en la elección del 2012 ya es por todos conocido: Alfaro perdió frente al finado Aristóteles Sandoval, y entonces se refugió en la presidencia de Alianza Ciudadana de la que tomó posesión en la Plaza de la República -en GUadalajara- y desde donde nuevamente comenzó a construir otra candidatura, ahora a la presidencia municipal de Guadalajara para 2015, pero ya solamente con la marca de Movimiento Ciudadano.

Así, pues, repasando la historia podemos confirmar que es Guadalajara y no Tlajomulco la verdadera “cuna” del movimiento naranja alfarista, pues en 2009 Convergencia (que ya era naranja) no postuló a Enrique Alfaro como su candidato a la alcaldía de éste último municipio y tampoco fue candidato a gobernador sólo de Movimiento Ciudadano sino de una coalición de la que formó parte el PT y Morena que aportó toda la fuerza del lópezobradorismo, además de que Alfaro se convirtió en el candidato “de facto” del partido Acción Nacional que le aportó una gran cantidad de votos.

Incluso, los dos últimos dirigentes de MC -por decisión del líder político-, Ricardo Rodríguez y Manuel Romo, son ex panistas: el primero, fue secretario general del comité estatal y, el segundo, dirigente municipal en Guadalajara.

Por eso, si hemos de tomar un momento y un lugar para establecer cuándo y en dónde inició realmente este movimiento naranja alfarista, podemos decir que fue en Guadalajara -concretamente en la casona de la avenida La Paz-, cuando se comenzó a construir su candidatura, por Movimiento Ciudadano como partido único, a la presidencia municipal de la capital. Concretamente en 2013, cuando Dante Delgado le entregó formalmente el partido en Jalisco a Enrique Alfaro, y su presidente fue el hoy jefe de Gabinete, Hugo Luna Vázquez.

Ahí comenzó todo, pero bien dicen: la historia la escriben (a su modo) los vencedores…