Por Maggie Urzúa

Todos los modelos estadísticos o predictivos para medir contagios y defunciones por Covid-19 carecen de total efectividad. Ni siquiera en el “primer mundo” presentan datos exactos.

En México hay discrepancias entre la Secretaría de Salud del Gobierno Federal (SSa) y los estados. En Jalisco sucede con el uso de pruebas rápidas aplicadas por la Universidad de Guadalajara y laboratorios privados, las cuales superan los mil positivos pero no son reconocidas por la Federación.

Entre las imprecisiones y diferencias naturales, también resaltan manejos erróneos de algunas dependencias, inclinados hacia el ocultamiento deliberado y la muestra de poco profesionalismo. Aquí entra la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ).

Tlajomulco es uno de los tantos municipios donde la SSJ ha tropezado. Desde el 25 de abril las plataformas sobre el coronavirus creadas por el CONACYT y la UNAM  han dado cuenta de una muerte y un caso más que los reportes en la entidad.

La falta de coincidencia se desbordó desde el 25 de abril, al registrarse el tercer deceso en un tlajomulquense; hasta el 3 de mayo la SSJ lo reconoció. El 4 de mayo hubo otra defunción omitida hasta la fecha por la plataforma estatal, aunque su edad coincide con lo reportado el 25 de mayo, pero difieren en el sexo.

La dependencia bajo la dirección de Fernando Petersen Aranguren ha brillado por “metidas de pata” similares, actos intolerables para un área donde deberían regir los especialistas en salud, ciencia y comunicación.

Aquí algunas pruebas:

Un paciente detectado en Tecualtitán, municipio de Zapotlán del Rey, le fue atribuido a Teocuitatlán de Corona, ¡los nombres parecidos fueron su pretexto!

El primer caso de Zacoalco fue descartado porque “es residente de Guadalajara”. Dos días después confirmaron a un par de enfermos en ese municipio; a la semana ya presenta nueve pacientes.

El primer diagnóstico en Zapotiltic estuvo plagado de incongruencias. Lo revelaron tres semanas más tarde; el día de su notificación ya lo consideraban recuperado, pero al mismo tiempo lo reportaban como hospitalizado. ¿Quién los entiende?

A la muerte número uno en Zapotlán el Grande le cambiaron el sexo. Mientras la SSa la registró desde el inicio como femenina, la SSJ la transformó en hombre.

Sus horarios también envían un mensaje de sospecha. Aseguran que sus cortes informativos se realizan a las 13:00 horas, pero sus estadísticas y el comunicado lo lanzan entre 21:30 y 23:59. Su tardanza ocurre en medio de la noche que se puede asociar con clandestinidad o escondite.

¿Cuál será su justificación? Ojalá lo atribuyan a errores humanos y no estemos frente a una jugada política para proteger al gobernador Enrique Alfaro.

Recordemos que, en la era del coronavirus, el gobernante con la peor calificación es aquel con más defunciones y contagios en su territorio. Si así fuera, la realidad le estaría ganando la batalla pues la curva apenas comienza su ascenso en Jalisco.