Si alguien cree que Jesús Pablo Lemus Navarro, Carlos Lomelí Bolaños y Hugo Contreras Zepeda ya tienen en la bolsa la candidatura de Movimiento Ciudadano, de Morena y de la coalición “Va por México” a la gubernatura, se equivocan. No sólo porque aún falta bastante tiempo para la definición de las candidaturas de acuerdo al método que cada partido o coalición elija, sino porque si algo no debe descartarse en política es aquello que reza que “del plato a la boca, se cae la sopa”.

No afirmo que Lemus, Lomelí o Contreras no pueden ser los abanderados de sus respectivos partidos y/o coaliciones, pero ninguno de ellos, ni sus respectivos equipos ni la ciudadanía pueden dar por hecho que lo serán, aunque en el caso del presidente municipal de Guadalajara hay quienes dentro y fuera de Movimiento Ciudadano advierten que no solamente se manifiesta confiado en que nadie le puede quitar la candidatura sino que en ocasiones prácticamente ya se siente gobernador o actúa como si lo fuera. Y esta observación se escucha principalmente al interior del partido naranja.

Y es que en este sentido, en Movimiento Ciudadano está el senador Clemente Castañeda; en Morena aparece también la figura del diputado José María “Chema” Martínez Martínez o la del rector general de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí; y en la coalición no puede descartarse al propio Villanueva Lomelí -en su calidad de priista con licencia- o de alguna otra figura de la “sociedad civil” cuyo nombre coloquen sobre la mesa de negociación. Reitero: no pueden descartarse.

Sin embargo, si el rector Villanueva Lomelí termina postulado por Morena a la gubernatura o a la presidencia municipal de Guadalajara, y considerando que no se avizora perfil alguno de la “sociedad civil” que haga sombra, no tengo duda de que el camino quedaría despejado para el diputado Hugo Contreras por el PRI, con o sin coalición.

Claro, puede haber factores que expliquen por qué definitivamente alguno de los arriba mencionados no puede ser candidato, pero en política tampoco a nadie debe darse por “muerto”. Pero de ellos dependerá hacer su trabajo, sin equivocarse, para ser tomados en cuenta.

A diferencia de otras ocasiones, considero que esta vez no todos los partidos definirán la candidatura al gobierno del Estado en función de la posición que los aspirantes guarden en las diversas encuestas; o sea que el puntero en ellas no necesariamente será el postulado. Serán otros factores internos en los partidos los que decidirán nombre y apellido del postulado. Y esto lo veremos, principalmente, en Movimiento Ciudadano y en Morena, porque además influirá, casi de manera determinante, quién sea su candidato a la presidencia de la República.

Por eso me resisto a creer que la senadora Verónica Delgadillo, el secretario Alberto Esquer o el alcalde Salvador Zamora Zamora tengan posibilidad alguna de ser candidato a la gubernatura, en el caso de Movimiento Ciudadano; como tampoco veo al diputado Antonio Pérez Garibay, por ejemplo, ser el abanderado de Morena y, mucho menos, a funcionarios menores que también han levantado la mano para ese cargo. Ninguno de ellos tiene posibilidades de derrotar a su adversario del partido contrario.

En el caso del resto de los demás partidos como Hagamos, Futuro, Verde Ecologista y PT, los veo aliados a cualquiera de los otros partidos más que jugar con candidatos propios, principalmente porque estará en riesgo su registro, y saben que -salvo quizás el partido Verde-. jugar solos los llevaría a perderlo.

Así, pues, creo que las próximas encuestas deberían de ser levantadas respecto a aquellos perfiles de aspirantes que como resultado de un análisis de fondo, de los por qués, de sus pros y contras, tengan posibilidades reales de ser postulados, porque “engordar” la lista con nombres cuyo único mérito es simplemente ocupar un cargo público o ser populares en las redes sociales, es ocioso y genera “ruido” y confusión, a menos que ese sea el objetivo.

Y si no, al tiempo….