Que alguien le diga a los diputados de los partidos Movimiento Ciudadano, Acción Nacional y Revolucionario Institucional que contra el coronavirus la recomendación es lavarse las manos… ¡no lavar desvergonzadamente las cuentas públicas!

Al igual que sus homólogos federales de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados, que reformaron la Ley Electoral para en despoblado aprobar la reelección de diputados y senadores hasta por dos períodos más, los diputados jaliscienses aprovecharon que la atención ciudadana está en los vacacionistas de Vail y del número creciente de casos de coronavirus para no sólo “lavar” sino hasta ¡satinizar! cuentas públicas como la de 2015 del Ayuntamiento de Zapopan.

Quien no puede “lavarse las manos”, legislativamente hablando, aún y en medio de la contingencia por el coronavirus, es la diputada Mirza Flores, presidente de la Comisión de Vigilancia, quien coincidentemente confesó públicamente que quiere ser alcaldesa de Zapopan y quien no pierde oportunidad de presumir en redes sociales su presencia en eventos que encabeza el munícipe Jesús Pablo Lemus en diversas colonias.

Ella sabe muy bien que todo el procedimiento para “lavar” esta y otras cuentas públicas fue bastante irregular, pero lo avaló. Sus razones tendrá.

Sin embargo, hay que recordar que la “lavada” de la Cuenta Pública 2015 de Lemus Navarro la inició la pasada Legislatura, con el diputado priista Hugo René Ruiz Esparza como presidente de la Comisión de Vigilancia, quien de manera mañosa y tramposa, violentando la ley, regresó dicha cuenta a la Auditoría Superior para una… ¡tercera revisión! A partir de entonces se echó a andar la lavadora y hoy su sucesora, Mirza Flores, completó la faena.

Claro, la Auditoría Superior y su titular, Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, fueron comparsas y cómplices de tan burda operación.

Pero esta historia comenzó a principios de 2017 cuando la ASEJ, bajo el mando de la auditora María Teresa Arellano Padilla, impuso cargos por 1 mil 268 millones de pesos a Jesús Pablo Lemus por no haber cobrado dicho monto a empresarios inmobiliarios por el concepto de licencias y derechos, solamente en lo que correspondía a sus primeros tres meses de gobierno en 2015.

En 2018, Hugo René Ruiz Esparza, violentando la ley, regresó esta Cuenta Pública a la Auditoría Superior para que fuera revisada por tercera ocasión y curiosamente salió de ahí con cargos únicamente por 33 millones de pesos, por el mismo concepto. Extrañamente, en la actual Legislatura de la noche a la mañana los cargos que se le fincaron se redujeron a 13.5 millones de pesos.

Pero la encomienda era de que dicha Cuenta Pública debería de salir “limpiecita” y la diputada Mirza Flores no podía quedar mal, de ahí que ayer entregó al pleno un dictamen donde la Cuenta Pública 2015 del primer trienio de Jesús Pablo Lemus quedó… ¡rechinando de limpia! Y para eso, aprovechando que la población está más preocupada por su salud ante el famoso coronavirus, estrecharon los plazos legislativos -se dispensaron procedimientos- a fin de concretar el robo en despoblado a los zapopanos.

Sin duda que la diputada Mirza Flores recibirá en su momento su premio por tan brillante tarea, mientras que los diputados que se la aprobaron se sentirán orgullosos de haber sido solidarios, aunque para ello hayan traicionado a sus electores, cosa que no es la primera vez que lo hacen y que, además, lo saben hacer muy bien.

Y luego se preguntan por qué ocupan el primer lugar en el repudio ciudadano.