El viernes pasado vino el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz, y no descartó la posibilidad de que su partido vaya en alianza con algún otro instituto político local en las próximas elecciones del 2015. Al día siguiente estuvo aquí el  presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador de la bancada panista en San Lázaro, Luis Alberto Villarreal, y dijo textualmente:
“Queremos contagiar nuestro ánimo en Jalisco porque queremos decirle al panismo y a los ciudadanos del estado que en el 2015 Acción Nacional volverá a ser esa opción distinta, seria, que enfreente al gobierno torpe, corrupto y autoritario priista que hoy gobierna este estado…”.
Más allá de los calificativos que como oposición son comunes expresen en contra de quien gobierna, nos queda claro que los panistas del Distrito Federal -allá radican Madero y Villarreal-, simplemente ignoran lo que sucede al interior del panismo jalisciense.
Madero y Villarreal se ufanan de haber ganado la gubernatura de Baja California y creen que eso es suficiente para decir que el PAN es un partido fuerte que está de regreso y que eso basta para “contagiar nuestro ánimo” a los panistas de Jalisco.
Con esa miopía de los panistas del centro, difícilmente ayudarán a los panistas del occidente. Al menos los de Jalisco, quienes deberían de estar apanicados por el comportamiento de sus correligionarios de la capital del país.
Vayamos por partes, como dijera Jack El Destripador:
No puedes “echar las campanas al vuelo” y poner como ejemplo de la fuerza de un partido triunfador cuando ganas una elección en una entidad que has gobernado durante ¡24 años! con una ventaja de poco menos de cuatro puntos porcentuales -que a decir del propio Madero es una diferencia de 30 mil votos- y gracias… ¡a una alianza!… Nada menos que con un partido contrario en principio al de los panistas.
Más que un logro para presumir, nos queda claro que lo que hace Madero y compañía es una “terapia” de sobrevivencia, queriendo creer algo que está muy lejos de ser la realidad de un partido fuerte y arrollador.
El que Gustavo Madero venga y diga que no descarta una alianza en Jalisco para el 2015 significa que el PAN en Jalisco ya no es ese partido arrollador que ganó solo la gubernatura en tres ocasiones y que la derrota en la zona metropolitana desde 2009 a la fecha es síntoma de que difícilmente podrían repetir en solitario los, los triunfos idos.
O sea que en una entidad -como en Baja California- que se preciaba en los últimos años de ser bastión de Acción Nacional en el país, ahora requieren de “bules” para andar y tratar de ganar.
A su vez, Luis Alberto Villarreal ufano dijo que con los trunfos de su partido el pasado domingo -siete-, “queremos contagiar nuestro ánimo en Jalisco…”.
Tarea difícil si antes no contagian de unidad a sus propios correligionarios jaliscienses que aun andan “agarrados de la greña”: Por un lado, aparece una corriente interna con el propósito de renovar al partido ante la pasividad de su dirigencia estatal; por el otro, hay panistas que aun desde adentro siguen trabajando para el alfarismo; y, más allá, panistas que hasta por la red social de Twitter se pelean durante la exposición de su dirigente Madero…
La “ceguera” o “miopía” de los panistas “del centro” poco ayudan a la reconciliación de los panistas de Jalisco, quienes observan cómo a su dirigencia nacional poco o nada le importa la realidad que enfrentan, no tras la derrota del año pasado sino desde la campaña misma por la gubernatura.
Porque no se puede interpretar de otra manera el que vengan del DF y pretendan hacerle creer a los jaliscienses que la realidad que vemos día a día no existe.