Gilberto Pérez Castillo

El grupo político que encabezan Francisco Ramírez Acuña, Eduardo Rosales Castellanos y Jorge Salinas Osornio ha ido acumulando importantes espacios de poder, condición que pone en peligro la salud institucional de Jalisco.
Ahora, en su nueva jugada, tratarán de impedir la reelección del Magistrado Celso Rodríguez González, para poner en la presidecia del Supremo Tribunal de Justicia a un magistrado que responda a sus intenciones de hacerse también del control del Poder Judicial.
Al día de hoy, este grupo de panistas tiene prácticamente secuestrado al Gobierno del también panista Emilio González Márquez, ya que poseen el control de los mandos medios del Ejecutivo con sus allegados, a los que dejaron incrustados al final de la pasada administración de Ramírez Acuña del Gobierno del Estado.
También controlan la principales áreas del Congreso del Estado, la Auditoría Superior, el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco y la estructura principal de los gobiernos de Guadalajara, Tlaquepaque y Tonalá.
Al tener todo este poder en sus manos, además del control del comité estatal y la mayoría de los comités municipales del PAN, este grupo se parece cada día más a una organización de la cosa nostra que a un grupo político.
Si los magistrados del Supremo Tribunal cometen el error de dejar en manos del grupo Ramírez Acuña-Rosales-Salinas, que ya controla el Consejo del Poder Judicial, la presidencia y el control de ese poder, le habrán hecho un gran daño al Poder Judicial y a la vida institucional de Jalisco.